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viernes, 23 de marzo de 2012

UN ANÁLISIS DE SANGRE PARA ADELANTARSE AL INFARTO

INVESTIGACIÓN Tecnología preliminar

Células cardiacas en el torrente sanguíneo podrían señalar a los pacientes
Está tecnología también se investiga para buscar células tumoral.

Sería el 'santo grial' de la Cardiología. Así define el doctor Eric Topol, uno de los popes mundiales en esta especialidad, lo que supondría para él y sus colegas disponer de un análisis de sangre capaz de predecir qué pacientes van a sufrir un infarto al corazón antes de que se produzca. Y esa prueba, aunque aún en pañales, está hoy más cerca que ayer.

De momento sólo se ha probado con 50 pacientes que ingresaron en cuatro hospitales de San Diego (EEUU) por un ataque cardiaco; pero sus conclusiones -que se publican en la revista 'Science Traslational Medicine'- abren una nueva puerta. "Aunque se trata de un grupo de investigadores de alta reputación, son pocos pacientes y aún no se puede determinar si el hallazgo es la causa o la consecuencia del infarto", señala Borja Ibáñez, cardiólogo del Hospital Clínico de Madrid e investigador del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).

Según el análisis que encabeza el doctor Topol (que se hizo famoso al destapar los riesgos cardiovasculares de Vioxx), un análisis de sangre dirigido a detectar células cardiacas circulantes en el torrente sanguíneo permitiría identificar a las personas en riesgo de sufrir un infarto una o dos semanas antes de que éste se produzca.

"Hoy en día somos capaces de actuar en el momento en que alguien está teniendo un ataque, pero identificarlos antes de que se produzca es la clave", señala a ELMUNDO.es Paddy Barret, una de las firmantes. "En ese caso podríamos darles medicación anticoagulante y antiinflamatorios para frenar todo el proceso, o incluso colocar un stent para desobstruir la arteria", añade.

Empleando una tecnología desarrollada por la compañía Veridex CellSearch, que también participa en el estudio, los cardiólogos observaron que existe un mayor número de estas células endoteliales desprendidas de las arterias y 'navegando' por la sangre. Pero no sólo son más, sino que además son células de mayor tamaño y muy deformadas, con anomalías estructurales (en algunos casos con más de un núcleo).

Esa peculiar malformación convierte a esas células circulantes en un buen marcador para detectar un infarto cardiaco inminente. Sólo en España unas 60.000 personas sufren cada año un infarto agudo de miocardio (cerca de 2,5 millones en EEUU), un problema que se ocasiona por la falta de oxígeno que llega hasta el corazón debido a una obstrucción de las arterias. Y como recuerda el artículo, pese a los avances en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad coronaria, hoy en día sigue siendo bastante impredecible quién y cuándo sufrirá un infarto; lo que hace aún más urgente si cabe este tipo de pruebas.

"Es un artículo interesante", asegura el especialista español, pero cabe subrayar que "deja muchos interrogantes en el aire". Es cierto que "saber quién va a sufrir una enfermedad", en este caso, un infarto, "es el paradigma de la medicina, pero predecirlo, por el momento, es imposible". Y añade: "Se sabe que fumar y tener diabetes aumenta el riesgo de infarto, pero eso no significa que todo aquel que consuma tabaco y tenga diabetes finalmente lo sufra".

Cautela

El trabajo, destaca Topol, es fruto de la colaboración entre dos instituciones académicas, tres clínicas y una compañía privada; hasta el punto de que el prestigioso cardiólogo se atreve a aventurar que "el hallazgo cambiará el futuro de la medicina cardiovascular". Y aunque el doctor Ibáñez recomienda precaución con este tipo de estudios, Barrett se atreve a dar un plazo: "En dos o tres años podríamos tener la tecnología disponible, para obtener los resultados del paciente en 20 ó 30 minutos; hasta entonces, aún tenemos trabajo por hacer".

La tecnología que han empleado en esta ocasión ya se está investigando también con buenos resultados en el campo de la Oncología. De hecho, la búsqueda de células tumorales 'sueltas' en el torrente sanguíneo (desprendidas del tumor primario) ya se está empleando - de momento sólo en ensayos clínicos- para analizar cómo van respondiendo los pacientes con cáncer de pulmón al tratamiento.
María Valerio Madrid

miércoles, 26 de octubre de 2011

EL MÉDICO EN iPHONE

VIDEOBLOG Tecnologías

No es la primera vez que en este videoblog se habla del concepto de telemedicina. Y no será la última. Estudio tras estudio nos llega la evidencia de lo que dan de sí las nuevas tecnologías de la comunicación. El trípode formado por contenidos, pantallas transportables de alta calidad y movilidad ya están revolucionando muchas cosas. Entre ellas la salud y la medicina. Y con ello, la asistencia sanitaria también.

El iPhone y todos sus congéneres se están convirtiendo en buenos instrumentos con los que mejorar los resultados terapéuticos en la asistencia médica. Un estudio que se acaba de presentar en la congreso canadiense de Cardiología avala una vez más la implantación de las tecnologías de la información en patologías comunes.

Una de ellas es la hipertensión. Es un problema frecuente que no suele dar síntomas pero que es uno de los factores de riesgo vascular más estudiados. Su control es sencillo pero requiere disciplina por parte del paciente. Aquí la cosa falla ya que el porcentaje de hipertensos que siguen los consejos del médicos es escandalosamente bajo. Preocupante. Un estudio controlado atestigua que los pacientes con tensión elevada que recibieron mensajes repetidos en sus móviles y correos electrónicos, recordándoles seguir con las terapias y los cambios en el estilo de vida, tuvieron la tensión arterial mejor controlada que sus homólogos a los que se les aplicó el tratamiento estandard.

Que a nadie quepa duda que los iPhones e iPads -que ya están inundando medio mundo- se van a convertir en elemento esencial para mejorar la sanidad del día de mañana. Y decimos mañana, no pasado mañana. Por eso, y que aunque la crisis atenace proyectos de futuro, debemos entre todos -gestione quien gestiones- potenciar sus valores.


J.L de la Serna