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domingo, 31 de marzo de 2013

SABER REÍRSE DE UNO MISMO Y JUZGARSE CON SABIDURÍA...

ÉSTE ES EL DENOMINADOR COMÚN DE MUCHAS ENFERMEDADES, COMO LA ANOREXIA 

Saber reírse de uno mismo y juzgarse con sabiduría, egoísta inteligencia y mesura, claves ante el 'síndrome del espejo' 
Saber reírse de uno mismo y juzgarse con sabiduría, egoísta inteligencia y mesura son las claves para superar el 'síndrome del espejo', que es "el denominador común de muchas enfermedades, como la anorexia o la vigorexia". Así lo explica a Europa Press el psiquiatra y autor de la obra 'El síndrome del espejo. Cómo reconciliarse con la propia imagen', el doctor Jesús J. De la Gándara, que añade que éste aspecto engloba "a un conjunto de comportamientos humanos que tienen que ver con la relación del ser con su imagen". 

A su juicio, el espejo "es el mediador de esta relación". Además, sostiene que aglutina "muchos problemas, dificultades, sufrimientos y preocupaciones de los seres humanos". Así, explica que estas dificultades que se generan al observar la imagen del espejo provocan anorexia en algunos casos, "como el de los adolescentes con problemas de la alimentación". A su juicio, ésta es una enfermedad "muy compleja que tiene muchos condicionantes que se centran en el sufrimiento que tienen las personas porque se ven muy mal, se ven gordas". Para él, estos pacientes se juzgan "muy inadecuadamente" y tratan de controlar el peso y la comida, lo que les genera numerosos síntomas y sufrimientos, "y a veces hasta la muerte". 

Actualmente, la incidencia es grande "pero lo que más importa es la magnitud del impacto y del sufrimiento que ocasiona a las personas y a sus familias", manifiesta De la Gándara. "Es un modelo de enfermedad moderna muy ilustrativo, ya que se centra en la relación entre el ser humano y su imagen", asegura. Ante ello, el autor de esta obra publicada por la Editorial Debate apuesta por "aprender a ser sabios ante el espejo y utilizar esta sabiduría para ver y juzgar adecuadamente lo que se ve". Además, considera necesario "juzgarse con bondad y egoísta inteligencia", para lo que se exige "no tratar de imitar a los demás o a las aspiraciones que los demás tengan de uno". 

DISCORDANCIAS ENTRE LO QUE SE ES Y LO QUE SE QUIERE SER 

Por otra parte, el experto se muestra partidario de la mesura y equilibrio a la hora de ponerse a observarse una persona a sí misma. Para él, "hay desmesura hasta en la moderación", por lo que subraya que es mejor optar por evitar el exceso, que hace a la persona "un poco más feliz". Por último, De la Gándara manifiesta que los espejos pueden ser un objeto que permita "reflexionar y juzgar de manera humorística". A su parecer, es fundamente "aprender a reírse de unos mismo" y ser cómplices nuestros. En cuanto a las razones que llevan a las personas a padecer el denominado 'síndrome del espejo', el psiquiatra expone que éstas "tienen mucho que ver con los aprendizajes que cada uno hace de sí mismo desde su más tierna infancia". 

"A lo largo de la vida, una persona va metiendo en su cerebro una imagen de sí mismo, y no siempre la imagen que ve en el espejo coincide con la que el tiene", señala como origen. En su opinión, las personas se comparan con los demás y con las imágenes idealizadas de belleza, placer, bondad y perfección, a las cuales "les gustaría parecerse". La discordancia entre lo que se es y lo que gustaría ser "es lo que hace que se sufra mucho y que, a veces, se enferme", asegura. Sin embargo, no circunscribe este problema al físico, ya que éste "no es más que el medio para expresar los psíquico". 

A su juicio, las personas pueden sentirse fracasadas no porque estén disgustadas con su físico, sino porque "les disgusta su 'yo'". Por ello, lamenta las personas que "se dejan la piel por una bobada estética y que llegan a hacer verdaderas desmesuras como operarse". Para De la Gándara, "en el fondo lo que tienen es un problema consigo mismos, con su 'yo' psíquico", ante lo que apuesta por acudir "primero al psiquiatra".
MADRID, 31 Mar. (EUROPA PRESS)

domingo, 13 de enero de 2013

CUANDO LA COMIDA ES CONSUELO Y CASTIGO

INVESTIGACIÓN | Psiquiatría 

Una chica muy joven, casi en los huesos, que no ve su cuerpo real cuando se mira en el espejo. Esa es la imagen que a la mayoría se le viene a la cabeza cuando alguien habla de trastornos de la conducta alimentaria. La anorexia nerviosa es la cara más visible de este conjunto de enfermedades psiquiátricas que convierten la comida en un enemigo. Pero no es la única. Ni siquiera es ya la más común. En España -como en el resto de los países desarrollados- los casos de bulimia y otros problemas no especificados han superado con creces a los de anorexia. Y eso ha hecho cambiar sustancialmente el perfil de los pacientes. Tener un trastorno alimentario ya no es sinónimo de extrema delgadez. 

De hecho, la prevalencia de obesidad asociada a estas enfermedades no ha hecho más que aumentar en los últimos 10 años, tal y como ha demostrado una investigación liderada por Fernando Fernández-Aranda, responsable de la Unidad de Trastornos Alimentarios del Hospital de Bellvitge (Barcelona) y coordinador de uno de los grupos que componen el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn). Su equipo realizó un seguimiento a las casi 1.400 personas que ingresaron en el centro catalán entre 2001 y 2010 por trastornos de la conducta alimentaria. El análisis, publicado en la revista 'European Eating Disorders', fue muy claro: en una década se había triplicado el número de pacientes con grave exceso de peso en su historial. 

"Hemos detectado fundamentalmente dos patrones", aclara Fernández-Aranda. "Por un lado, están las personas en las que el exceso de peso actúa como factor desencadenante de un trastorno de la conducta alimentaria, como por ejemplo una bulimia. Y, por otro, un grupo muy numeroso de pacientes, que llegan a ser obesos después de un tiempo con trastornos alimentarios". En este escenario, el denominado 'trastorno por atracón' tiene una especial importancia. Se trata de una sobreingesta impulsiva de alimentos que suele hacerse en un breve espacio de tiempo y no va acompañada de vómitos provocados. "Aspectos emocionales y afectivos han favorecido que estos pacientes utilicen la alimentación desde un inicio como válvula de escape ante conflictos y situaciones de estrés no resueltas", aclara Fernández-Aranda. "Consecuentemente, su peso va paulatinamente en aumento". 

Y el problema llega a convertirse en la pescadilla que se muerde la cola. "La situación de obesidad influye negativamente en su recuperación y en la imagen que tienen de sí mismos. Por tanto, aumenta el descontrol de las ingestas y eso vuelve a repercutir en el peso", añade. Su investigación, de hecho, ha demostrado que en los pacientes con trastornos de la conducta alimentaria que también presentan obesidad crónica asociada el cuadro psiquiátrico tienen mayor gravedad clínica y peor pronóstico de curación. En ese sentido, el investigador señala que sólo una detección precoz del problema y un abordaje desde múltiples disciplinas pueden evitar la cronificación de los casos más graves.
 Cristina G. Lucio | Madrid

jueves, 14 de julio de 2011

LOS TRASTORNOS ALIMENTARIOS

SOBRE QUIENES SUFREN ANOREXIA
Las personas con trastornos alimentarios corren un mayor riesgo de morir antes que el resto de la población.

Sufrir anorexia aumenta unas cinco veces el riesgo de muerte y padecer bulimia u otro tipo de desorden alimentario lo duplica, según un estudio realizado por investigadores de la Loughborough University, en Reino Unido, publicado en 'Archives of General Psychiatry'.

La causa del fallecimiento de estos pacientes no está siempre clara. Sin embargo, entre los pacientes con anorexia que mueren, uno de cada cinco casos es un suicidio. Las otras muertes son atribuidas a los brutales efectos que tienen los desórdenes alimentarios sobre el cuerpo cuando se sufren durante mucho tiempo.

Según el líder de este estudio, Jon Arcelus, "por supuesto, los desórdenes alimentarios tienen serias consecuencias físicas". "Este estudio no pudo identificar cuánta gente moría, pero no hay duda de que las razones que había detrás estaban relacinadas con problemas físicos de la enfermedad", apunta.

Los investigadores llevaron a cabo un meta-análisis de 36 estudios publicados entre 1966 y 2010, que incluyeron a 17.000 personas con este tipo de trastornos, de las que murieron un total de 755.

Sus análisis mostraron que cinco de cada 1.000 personas con anorexia morían cada año, lo que es cinco veces más de lo que se podría esperar para un grupo similar formado por personas de la población general, sin desórdenes alimentarios.

Entre aquellas personas con bulimia u otros desórdenesalimentarioss, la tasa de muerte fue el doble de la esperada, en comparación con personas sin trastornos alimentarios.
NUEVA YORK, 12 Jul. (Reuters/EP) -

sábado, 20 de noviembre de 2010

GIMNASIA CONTRA LA ANOREXIA

Una investigación española rompe con el tabú de que no pueden hacer ejercicio .
Mejora la calidad de vida, la sensación de bienestar y la capacidad funcional .

Ni ellas ni sus padres quieren que se desvele su identidad, pero sí lo que sintieron y pensaron cuando sus médicos les propusieron seguir una terapia hasta ahora 'tabú' en el tratamiento de la anorexia: el ejercicio.

"Cuando el doctor, al acabar la reunión de grupo, nos mandó a mí y a otras compañeras al gimnasio no me lo podía creer. Lo que más quería hacer era deporte, me lo estaban dejando hacer después de mucho tiempo sin poder pisar un gimnasio".

Quien habla es una de las pacientes, de hasta 14 años, del grupo de Trastornos de Comportamientos Alimentarios (TCA) que sigue su rehabilitación en el Hospital de Día Intrahospitario de Psiquiatría Infantil del Hospital Universitario Niño Jesús de Madrid (uno de los escasos dentro de nuestras fronteras), que ha querido relatar a ELMUNDO.es su experiencia con un programa terapéutico novedoso: el entrenamiento físico programado para anorexia.

Ni más ni menos que entre un 4% y un 5% de los adolescentes y jóvenes de este país y un 6% de los universitarios sufre este grave trastorno que en la última década se ha convertido en la tercera patología más frecuente de la población infantil.

En el año 1999, el Niño Jesús, desde sus servicios de Psiquiatría y Rehabilitación, dirigidos por los doctores Gonzalo Morandé y Pazos, respectivamente, inició un programa muy concreto de ejercicios, con una ficha de seguimiento para valorar los cambios físicos en pacientes hospitalizados por TCA. El objetivo primordial era combatir la atrofia muscular y aliviar la inmovilidad a la que están sometidos estos pacientes.

En esta línea, intentado valorar cómo puede beneficiar el deporte a estas pacientes, el Servicio de Psiquiatría y Psicología ha realizado un proyecto de investigación, científicamente supervisado e incluido dentro del protocolo de tratamientos de TCA, para valorar los efectos de los entrenamientos físicos en pacientes que asisten al Hospital de Día. Este proyecto se ha realizado el colaboración con el Departamento de Ciencias Morfológicas y Fisiología de la Universidad Europea de Madrid.

Pionero en nuestro país
Porque el entrenamiento físico programado tiene efectos beneficiosos sobre la capacidad funcional, la composición corporal y la calidad de vida de los pacientes crónicos infantiles. Bajo esta hipótesis, para estudiarlo y valorarlo, nació en 2003 el 'gimnasio pediátrico del Niño Jesús' donde se ejecutan estos programas adaptados a diferentes patologías.

Margarita Pérez, de la UEM, y una de sus creadoras, explica "que existe numerosa bibliografía sobre los grandes cambios que promueve el deporte en los enfermos y en su patología y su calidad de vida. Llevamos a cabo un entrenamiento físico programado con menores con cáncer, anorexia, parálisis cerebral, fibrosis quística, trastornos respiratorios y, según cada patología, se plantean unos objetivos distintos".

No es común que el deporte "esté indicado en el tratamiento de la anorexia, en parte porque muchas de ellas lo ejercen de forma compulsiva con el objetivo de perder el mayor peso posible. Por este motivo, a todas les sorprenden mucho que les dejamos ir al gimnasio", afirma el psicólogo clínico Ángel Villaseñor [del equipo de Morandé], quien ha puesto en marcha este programa experimental casi inexistente en el mundo y que ha sido avalado por un estudio publicado en el 'Journal of Adolescent Health'.

Pero, para que todos lo entiendan, tal y como se expresa este experto, "ni se trata de hacer 'deporte a lo loco', ni todas las pacientes con anorexia pueden practicarlo".

Aquéllas en fase aguda de la enfermedad quedan fuera de este programa. "En el estudio se incluyó a las que tienen ya una recuperación física aceptable y a las que detectamos que estaban capacitadas para asimilar y aprender que el ejercicio forma parte de la vida sana y contribuye al bienestar", aclara el doctor Villaseñor. Y en los casos en los que las pacientes se 'mueven' continuamente, "se 'aceptó' a las pacientes con el fin de educarlas en la práctica sana de deporte", recalca la investigadora.

El acelerómetro
Pero antes, todas llevaron 'a cuestas' las 24 horas del día durante diez un acelerómetro. "Sirve para cuantificar el movimiento corporal y saber así la energía gastada. Podemos detectar si se mueven o no de forma compulsiva Algunas se lo quitan pensando que no nos vamos a dar cuenta, pero como realiza mediciones aleatorias a lo largo de los cinco días laborables y el fin de semana, enseguida nos percatamos de ello", agrega el psicólogo de Madrid.

Por encima de todo "intentamos que los pacientes se lo pasen bien con el ejercicio, así que dependiendo de la edad lo planteamos como un juego", destaca.

"Al hacerlo en grupo y con aparatos y juegos con colchonetas, pelotas u otros objetos se hace más divertido, pero a la vez acostumbramos a nuestro cuerpo a una rutina mejor", confirma una de las enfermas.

Trabajar el músculo, que las pacientes desarrollen fuerza muscular pero que no hagan mucho gasto energético, es el objetivo del programa de entrenamiento físico programado en anorexia. "Esto es algo que redundará en beneficio de su tejido óseo. Deben ganar masa ósea en la pubertad para evitar el riesgo de tener osteoporosis de forma precoz", añade Margarita Pérez.

Se persiguen también otros fines, como que el ejercicio forme parte del 'Plan de Vida' de todas ellas. "A todas les damos una hoja que llamamos 'Plan de Vida'que muestra las directrices para estar sano mental y físicamente. El deporte forma parte de él. De hecho, estamos en contacto con los profesores de los colegios de las pacientes para saber cómo están practicando deporte, cuánto deben hacer a la semana, entre otras cosas", detalla el doctor Villaseñor.

Y los resultados no pueden ser más satisfactorios. "Mejora la calidad de vida de las enfermas, su sensación de bienestar, contribuye a elevar su capacidad funcional, ganan fuerza muscular y no repercute en la pérdida de peso", concreta.

Los testimonios
Pero la prueba más definitiva la aportan las pacientes. "A medida que pasaban las semanas e iba al gimnasio cada martes.. íbamos haciendo más ejercicios y pruebas.. Poco a poco fui mejorando y podía hacer más cosas que antes. Todas esas pruebas me han ayudado a desarrollar mi resistencia y ver cómo, si quieres superarte a ti misma, puedes", relata una de ellas.

"Fue un deporte un poco cansado pero me lo pasaba muy bien con los otros chicos y chicas... No me gusta mucho hacer deporte, sobre todo caminar, pero en ese gimnasio he pasado muy buenos ratos y así se olvidan los problemas del exterior. El deporte te permite sentir menos dolor en tu cuerpo... te permite estar en forma siempre con moderación con una dieta saludable y equilibrada", destaca otra enferma.
Patricia Matey Madrid

martes, 28 de septiembre de 2010

HACER EJERCICIO SIRVE PARA TRATAR LA ANOREXIA NERVIOSA

La participación en programas de entrenamiento que incluyan ejercicio físico regular y supervisado puede ser clave en las personas con anorexia nerviosa a la hora de reforzar su autoimagen, reducir su estrés emocional y aceptar los programas de realimentación.

Así lo asegura un grupo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid, la Universidad Europea (UEM) y el Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, también de Madrid, después de concluir un estudio que puede tener aplicación clínica tras los resultados positivos obtenidos.

La anorexia nerviosa es un trastorno psiquiátrico complejo con riesgo de muerte, cuyo objetivo principal es la "implacable persecución de la delgadez" a través de una drástica reducción de la ingesta y, en ocasiones, un incremento del gasto energético mediante el ejercicio intenso.

El ejercicio excesivo ha sido propuesto como causa de la anorexia nerviosa y, al mismo tiempo, se asocia a una peor evolución en el pronóstico de este trastorno. Sin embargo, algunas investigaciones previas muestran los efectos beneficiosos del ejercicio en pacientes con este tipo de trastorno.

La malnutrición severa provoca múltiples problemas de salud. Uno de ellos, poco reconocido, es la atrofia muscular inducida que, a su vez, reduce los niveles de fuerza. Por ello, el entrenamiento de fuerza podría ser el tipo de ejercicio clínicamente más apropiado para estos pacientes.

El gasto calórico con este tipo de entrenamiento es menor que con el ejercicio aeróbico y, además, su efecto podría ser doblemente positivo, ya que favorece la mejora de la densidad mineral ósea.

Para investigar todo esto se llevó a cabo un estudio cuyo principal objetivo fue evaluar los efectos de un programa de entrenamiento de fuerza de baja intensidad (dos sesiones por semana) de tres meses de duración sobre la capacidad funcional, la fuerza muscular, la composición corporal y la calidad de vida en un grupo de adolescentes con anorexia nerviosa.

En el estudio participaron un total de veintidós pacientes en tratamiento ambulatorio, con edades comprendidas entre los 13 y 15 años. El entrenamiento fue de intensidad baja-moderada y las sesiones de entrenamiento estuvieron dirigidas a grandes grupos musculares, y adaptadas a la terapia psicológica.

La capacidad funcional se evaluó a través de varios test relacionados con la aptitud para realizar tareas de la vida diaria (levantarse y caminar, subir y bajar escaleras, etcétera); la fuerza muscular se valoró a través de un test en máquinas de fuerza, mientras que la calidad de vida se determinó a partir de un cuestionario validado para el grupo de población.

SIN EFECTOS NEGATIVOS PARA LA SALUD

La intervención fue tolerada positivamente por las pacientes, sin ningún efecto negativo para su salud, y tampoco indujo a pérdidas significativas en la masa corporal.

Sin embargo, los resultados obtenidos muestran que el entrenamiento de fuerza de intensidad baja a moderada, no parece aportar mayores beneficios a los tratamientos de psicoterapia y realimentación convencionales en pacientes jóvenes con anorexia nerviosa. Por otra parte, aunque no hubo ganancias estadísticamente significativas exceptuando un grupo muscular, es importante señalar que el programa no afectó negativamente a la ganancia o mantenimiento del peso en dichas pacientes, dato que resulta muy positivo en cuanto a sus posibilidades de aplicación clínica.

Asimismo, futuras investigaciones podrían determinar si son necesarios programas más intensos para inducir mejoras significativas en la salud músculo-esquelética y en el bienestar de jóvenes pacientes con anorexia nerviosa en tratamiento ambulatorio
MADRID, 27 Sep. (EUROPA PRESS) -