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viernes, 25 de enero de 2013

PERDER EL MIEDO A LA HIPERACTIVIDAD

PSIQUIATRÍA | 

TDAH suele diagnosticarse entre los cinco y ocho años.| Òscar Sarramia La incidencia del trastorno permanece estable alrededor del 5% de niños. Si se diagnostica más, dicen los expertos, es porque el TDAH se conoce mejor. Perderle el miedo al psiquiatra y a la medicación podría ayudar a muchos niños.Ya en 1908, el catalán Augusto Vidal Perera describió en su 'Compendio de Psiquiatría Infantil' el comportamiento de los niños "revoltosos, que mariposean"; que hoy en día serían diagnosticados como hiperactivos. A pesar de ser un viejo conocido de los especialistas, no ha sido hasta las últimas décadas cuando este trastorno ha alcanzado "dimensiones epidémicas". 

Las comillas corresponden al último número de la revista 'JAMA Pediatrics', en el que se repasa la incidencia de este trastorno en la última década. Las cifras que publica la revista llevan la firma de la Fundación Kaiser Permanente, con sede en California (EEUU), cuyos investigadores han analizado el historial médico de más de 842.000 niños de cinco a 11 años, tratados en este centro entre los años 2001 y 2009. Según los autores, encabezados por Darios Getahun, el 4,9% de los menores de esta muestra padecía trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH); una cifra que se corresponde con las estadísticas que se manejan en nuestro país desde hace años. 

"La prevalencia de TDAH en edad infantil en España ronda el 5%-7%, un porcentaje que está dentro de la media mundial y que se mantiene estable desde hace décadas", apunta la psiquiatra Inmaculada Escamillas, de la Clínica Universidad de Navarra. Aunque los autores estadounidenses observan un repunte de la incidencia en la última década (los nuevos diagnósticos pasaron de 2,5% en 2001 a 3,1% en 2010), la doctora Escamillas señala que este 'aumento' tiene más que ver con un mejor conocimiento de la patología que con un verdadero incremento de la incidencia. Una idea en la que coincide su colega Josep Cornellá, presidente de la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la Asociación Española de Psiquiatría. "La hiperactividad ha existido siempre. El propio Ramón y Cajal ya hablaba de que la suya fue una infancia sin concentración. Si ahora se diagnostica más es porque se conoce más", apunta. 

'Sí hay más demanda' Lo que sí puede existir, admite el profesor Getahun en declaraciones a ELMUNDO.es, es una sobreestimación de casos por parte de padres y profesores; por lo que destaca la solidez de su análisis basado en historias clínicas. "Sí es cierto que puede haber mucha demanda, pero el TDAH no se diagnostica sólo en 15 minutos, ni basta con la impresión parcial del profesor", apunta en la misma línea la doctora María Dolores Domínguez, psiquiatra del Complejo Hospitalario de Santiago de Compostela. En este sentido, Getahun coincide con sus colegas españoles en la importancia del diagnóstico precoz y de "iniciar cuanto antes el tratamiento para darles a estos niños mayores oportunidades para funcionar en el colegio y en su entorno social". El psiquiatra español Luis Rojas Marcos, que fue un niño hiperactivo como ha contado en numerosas ocasiones, incide en la misma cuestión en declaraciones a este periódico: "En mi opinión, el reto actual son los niños no diagnosticados. 

En demasiados casos, ni los familiares, ni sus educadores reconocen el problema. Por lo que se espera que sin ayuda, aprendan y se comporten con normalidad, pese a la incontrolable distracción y actividad física que los domina", advierte. Sin miedo a la medicación Todos los especialistas coinciden en que ayudaría mucho a esta tarea perderle el miedo al psiquiatra y, sobre todo a los psicofármacos, que tan mala prensa acarrean. "A menudo, las familias van dando vueltas, pasando de una terapia a otra, como un modo de evitar ir al psiquiatra", señala la doctora Escamilla. Y todo ese retraso aumenta el sufrimiento en los niños, el gasto ("muchas de estas terapias alternativas son costosas") y el estrés en la familia. 

La doctora Domínguez coincide con todos sus colegas en que la medicación es la primera opción en el 80% de estos pequeños y también insiste en desmitificar la mala imagen que arrastran estos fármacos. "Igual que nos medicamos cuando nos duelen las muelas, los fármacos alivian los síntomas del TDAH y mejoran la atención; ni atontan a nadie ni cambian la personalidad", apunta el doctor Cornellá. Todas las clases, todas las razas En el trabajo de JAMA se observa un aumento de los casos entre los niños varones, de raza blanca y procedentes de familias de clase media-alta; un perfil que contrasta con los datos que se manejaban hasta ahora y que apuntaban sobre todo a los niños de familias desfavorecidas. 

El doctor Getahun considera que este fenómeno puede deberse a un esfuerzo por parte de estas familias acomodadas en buscar ayuda para niños que no están cumpliendo las expectativas en el colegio. "Es cierto que la familia con más recursos consulta antes", señala Cornellá, aunque como apunta su colega de la Clínica de Navarra, la clase social no es ningún factor de riesgo en un trastorno con una base genética cada vez mejor conocida. También el aumento de TDAH entre niñas de raza negra observado en JAMA puede tener una explicación social, como apunta el doctor Rojas Marcos: "En los últimos años ha aumentado la concienciación sobre el trastorno en niñas; que antes no eran evaluadas.

En ellas, el trastorno pasa desapercibido frecuentemente porque se manifiesta sobre todo en distracción y no con otros síntomas más llamativos de hiperactividad", explica el psiquiatra, afincado desde hace años en Nueva York. En cualquier caso, "es importante evitar las etiquetas y no asociar TDAH con fracaso", resume el doctor Cornellá. "Se trata de ayudar al niño sin angustiar"; y sobre la delgada línea que puede separar a un niño inquieto y revoltoso de un auténtico caso de trastorno de hiperactividad, el psiquiatra español elige una cita del escritor José Saramago: "Un problema es un problema cuando causa problemas".
María Valerio | Madrid

martes, 6 de marzo de 2012

¿HIPERACTIVO O EL MÁS PEQUEÑO DE LA CLASE?

PSIQUIATRÍA Estudio con casi un millón de niños

Sospecha que se puede confundir su inmadurez con déficit de atención.

Comparten curso y pupitre, pero entre un niño nacido en enero y otro de diciembre existe casi un año entero de diferencia. Y, según un amplísimo estudio canadiense, esta brecha en el calendario puede tener importantes consecuencias entre los seis y los 12 años: los pequeños de la clase son a menudo sobrediagnosticados como hiperactivos.

La relación entre la época del año en la que se nace y distintas patologías de la mente (desde la esquizofrenia al autismo) ha sido ampliamente abordada por la ciencia; aunque en el caso del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) no existen evidencias claras.

Ahora, investigadores de la universidad canadiense de British Columbia han utilizado una muestra de casi un millón de niños de seis a 12 años para ver cómo afecta la cuestión. Sus conclusiones son una importante llamada de atención a padres, profesores y especialistas.

Entre 1997 y 2008, los niños nacidos en diciembre tenían un 39% más de posibilidades de ser diagnosticados con TDAH que sus compañeros de enero. Un sobrediagnóstico que se tradujo en un 48% más de uso de fármacos para tratar esta hiperactividad.

"Es un estudio muy importante, con conclusiones totalmente lógicas que alguna vez hemos comentado entre compañeros", señala la doctora Lola Mojarro, presidenta del comité científico de la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y el Adolescente (AEPNYA). Aunque añade que este fenómeno es difícil que ocurra en España, "porque aquí se diagnostica menos y mejor, no únicamente en base a cuestionarios". Una idea en la que coincide José Antonio Ramos Quiroga, director del programa de TDAH del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, "la maduración del niño es algo que todo clínico valora y tiene en cuenta".

Evidente a los cinco o seis años

Como explica Mojarro, 12 meses suponen una diferencia enorme a los cinco o seis años; "aunque como bien apunta el trabajo, dicha brecha se va equilibrando cuando el menor se acerca a los 11 o 12 años". A su juicio, sería lógico separar a los niños en los primeros cursos; "por un lado los nacidos de enero a junio y, por otro, los de julio a diciembre".

En el estudio, el sobrediagnóstico de diciembre fue incluso más llamativo cuando se desglosaron por separado los datos de niños y niñas. Para ellas, nacer a final de año supuso un 70% más de probabilidades de ser diagnosticadas con este trastorno que las nacidas en enero. Probablemente porque las niñas con TDAH son menos disruptivas, añade la doctora Anna Sans, jefe de la Unidad de Trastornos del Aprendizaje del Servicio de Neurología del Hospital San Joan de Deu de Barcelona, "y como tienen menos problemas de conducta en clase, el trastorno suele pasar más desapercibido".

Medicación innecesaria

El equipo canadiense, dirigido por Richard Morrow, considera que no existen razones genéticas para explicar este fenómeno y concluye que a menudo la inmadurez de los más pequeños de la clase se confunde erróneamente con hiperactividad (un síndrome que combina impulsividad, falta de concentración, dificultades para estar quietos, impaciencia, desorganización en el estudio...). "Es importante no exponer a los niños a los daños innecesarios que puede suponer un diagnóstico erróneo", alertan.

Y entre esos 'daños colaterales', el uso de fármacos es sólo uno de ellos porque los investigadores advierten también del peligro de 'etiquetar' a un pequeño, tratándole de manera diferente que a sus compañeros y alterando la percepción que puede tener de sí mismo.

Para huir de esos diagnósticos erróneos aconsejan, entre otras cosas, observar al pequeño en otros contextos diferentes de la escuela, en la que su inmadurez respecto a otros niños puede ser más patente. Un adecuado diagnóstico es clave para tratar los problemas de conducta de estos menores y evitar, entre otras cosas, fracaso escolar y secuelas en su edad adulta. "Los casos graves de TDAH se diagnostican fácilmente; pero en los que no son tan acentuados -que son la mayoría- el papel de los profesores es fundamental, porque son los primeros en sospechar que algo no va bien", apunta el doctor Celso Arango, especialista en Psiquiatría Infantil del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

El mito del sobrediagnóstico

El trastorno por déficit de atención (con o sin hiperactividad) afecta a un 5%-10% de los niños en edad escolar (en una proporción de cuatro a uno para los varones). Tienen dificultades para concentrarse, interrumpen constantemente, les cuesta estar quietos y permanecer sentados, se mueven sin parar, se organizan mal en los estudios... Y aunque las causas que dan origen a este trastorno (el más frecuente en la edad escolar) no están del todo claras, cada vez se apunta a un cóctel de factores genéticos y ambientales.

En los últimos años, el número de casos diagnosticados ha crecido significativamente; pese a lo cual, la doctora Anna Sans considera que no existe un sobrediagnóstico como podría pensarse. "Como en todo, puede haber errores, pero siguen siendo más los casos que no se detectan que no al revés", asegura a ELMUNDO.es. De hecho, cita un estudio reciente llevado a cabo en el área metropolitana de Barcelona en el que apenas un 2% de los menores estaba en tratamiento farmacológico para el TDAH; "muy lejos del 5% de casos que se estiman en España". Coincide con ella la doctora Mojarro: "no hay un sobrediagnóstico, porque aquí se trata el tema con más cautela que en EEUU, por ejemplo".

José Antonio Ramos Quiroga, director del programa de TDAH del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona incide en la misma línea: "Este infradiagnóstico es algo que puede sorprender a mucha gente, pero podría estar detrás, por ejemplo, de nuestro elevado fracaso escolar". A su juicio, no se puede descartar que este tipo de trastornos no se estén abordando correctamente en España.
María Valerio Madrid