sábado, 19 de abril de 2014

DEFICIENCIAS EN YODO: UN ENEMIGO INVISIBLE

EFECTOS GRAVES SOBRE EL DESARROLLO NEUROLÓGICO

Aunque España ha salido en los últimos años del mapa en el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye a aquellos países en los que existen graves deficiencias de yodo, las autoridades sanitarias señalan que no hay que bajar la guardia. Según explica a Infosalus Sergio Donnay, coordinador del Grupo de Trabajo de Deficiencia de Yodo y Disfunción Tiroidea de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), las posibles carencias se dan sobre todo en el grupo de las embarazadas donde aún existen casos de déficit que ocasionan graves efectos sobre el desarrollo psiconeurológico de fetos y niños. El yodo es un elemento imprescindible para la producción de hormonas tiroideas y está implicado en una multitud de funciones fisiológicas, señala Donnay que añade que la deficiencia en yodo es una carencia nutricional muy frecuente. 

El experto apunta que tras muchos años de trabajo se ha conseguido que en los niños españoles de entre 10 y 12 años, en los que se realizan los estudios epidemiológicos, no se detecten a niveles apreciables de estas deficiencias desde mediados de la pasada década. Las deficiencias en yodo acarrean una gran cantidad de problemas de salud, apunta Donnay. En los adultos los efectos más aparentes se centran en el bocio, el agrandamiento anómalo de la glándula tiroides que intenta compensar las carencias aumentando su tamaño con el objetivo de producir más hormonas. Sin embargo, sus efectos no visibles son los más dañinos ya que se producen en las madres gestantes que no pueden pasar las necesarias hormonas tiroideas a los fetos, dando lugar en éstos a importantes problemas en el desarrollo psiconeurológico. Los niños son otro grupo de riesgo ya que las deficiencias afectan en gran medida a su desarrollo neurológico. Se han realizado estudios que muestran que en el caso de madres que durante el embarazo presentaban deficiencias en yodo sus hijos a los 5 y 6 años mostraban peores resultados cognitivos que aquellos cuyas madres tenían niveles óptimos del elemento en la gestación. 

Por este motivo, la política sanitaria incide, al igual que en el caso del ácido fólico, en los complementos de yodo para las embarazadas. Sin embargo, como recuerda Donnay, hay que tener en cuenta que estas indicaciones deberían extenderse a todas las mujeres en edad fértil puesto que los depósitos de yodo en el organismo pueden tardar meses en recuperarse después de comenzar a tomar la suplementación. Esto significa, añade el experto, que si una mujer tiene déficit de yodo cuando descubre su embarazo los efectos perjudiciales sobre el feto pueden haber ya comenzado y continuar durante un tiempo prolongado antes de que se puedan subsanar estas carencias nutricionales y sus perjuicios sobre su hijo. Además, Donnay apunta que las mujeres con deficiencias en yodo pueden además presentar mayores tasas de aborto e infertilidad que aquellas que poseen las cantidades óptimas. 

Sal yodada como principal aliado 

El yodo se encuentra presente en pescados, mariscos y en la leche, aunque en proporciones no controladas. Según señala Donnay, la única fuente segura para conseguir un aporte adecuado y continuo de yodo al organismo lo constituye la sal yodada. Sin embargo, según señala la OMS menos del 90% de los hogares consume sal yodada y en España este porcentaje se reduce hasta menos del 60%. En otros países en los que se ha erradicado por completo la deficiencia en yodo se ha optado por incluir la sal yodada en toda la cadena alimentaria, "algo que en España no se hace por falta de voluntad política", afirma Donnay. La OMS recomienda estrategias como esta para suplir las posibles deficiencias de yodo en la población. Algunos países han optado en vez de esto por métodos indirectos como situar en lugar bien visible la sal yodada en los supermercados o abaratar su coste frente a la normal. 

Es curioso el caso de Reino Unido, que según señala Donnay se sitúa entre los diez países con más deficiencias en yodo según la OMS, donde la población de chicas adolescentes presenta graves carencias porque las autoridades confiaron en la leche como fuente de yodo, cuando no existen garantías de que los aportes que proceden de este origen sean suficientes. En este sentido, aunque Donnay señala que no hay que abusar de la sal sea cual sea su composición, hay que tender al consumo ideal diario de sal que se estima en 5 gramos y que este consumo en la variedad con yodo debe ser mantenido en el tiempo para que sea eficaz en términos nutricionales.
MADRID, 10 Abr. (Infosalus/EP) 

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