Con la Bioquímica no se juega…y mucho menos si es a costa de sacar rendimientos económicos falseando las propiedades de las principales moléculas que componen esta rama de la Ciencia a la que me dedico hace muchos años.
Es por ello por lo que no soporto las tiendas especializadas en la distribución de productos de naturaleza bioquímica para aumentar el rendimiento deportivo…y mucho menos a aquellos gimnasios donde se dedica cada vez más superficie a la venta de estos productos a sus clientes.
No sé si será por ello, o seguramente porque la conciencia me recuerda que este verano no le he dedicado ni un solo minuto al deporte sustituyéndolo por otras ocupaciones gastronómicas más placenteras, hoy en Scientia le voy a dedicar un rato de mis vacaciones a cargar contra estos pseudoproductos…y lo voy a hacer con la artillería pesada porque va siendo hora de desterrar algunos mitos de la nutrición deportiva.
Como se comentó en post anteriores, la publicación del Reglamento 1924/2006 relativo a las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos ha puesto fin a la vergonzosa publicidad que exhiben algunas ayudas ergogénicas en las que se promete de todo…ayudar al deportista a la hora de realizar cualquier tipo de ejercicio, mejorar tanto la eficiencia deportiva como la capacidad de rendimiento y el proceso de recuperación del ejercicio, etc.…y hay veces que sí…y otras que lo mejor que le puede ocurrir al organismo humano es que no haya efecto alguno.
Basándose en dicho Reglamento, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), a través de su Panel de Expertos en Nutrición, Alergias y Dietéticos, ha hecho público el último de los informes que desde el año 2009 ha ido publicando acerca de las famosas “Health claims” que publicitaban ciertos productos destinados a mejorar el rendimiento físico y que se comercializan en forma de bebidas, barritas energéticas, viales, bote de comprimidos, cápsulas, jarabes, etc.… y cuyos vendedores, a partir de este verano, ya pueden ir cerrando el chiringuito…nunca mejor dicho.
Lo que más llama la atención es el destrozo hecho por la EFSA a uno de los mitos de las ayudas ergogénicas, la L-Carnitina, producto gurú que se ha utilizado por aquellos asiduos a la práctica deportiva tanto como “quemador de grasas” como para tener menos fatiga y más resistencia física al ejercicio debido a su capacidad para trasportar ácidos grasos al interior de las mitocondrias, orgánulos celulares encargadas de la producción de energía.
Tras analizar minuciosamente los informes aportados por las distitas casas que comercializan L-Carnitina, la EFSA ha mandado a esta amina cuaternaria sintetizada en el hígado, riñones y cerebro “a galeras a remar” debido a que es un auténtico timo ya que ni ayuda a una recuperación más rápida de la fatiga muscular después del ejercicio, ni a reparar el tejido muscular esquelético, ni aumenta la capacidad de resistencia, ni mantiene normal la concentración de colesterol LDL en la sangre, ni contribuye a la espermatogénesis normal, ni ayuda durante el embarazo…demoledor.
A partir de ahora ya no voy a poder leer nada de eso en los envases de los productos con L-Carnitina, sustancia consumida diariamente por esos tipejos que tienen la rara habilidad de ingerirla a la misma vez que levantan pesas y me miran de arriba abajo mientras yo voy con mi papelito intentando aprenderme mi tabla…ahí lo lleváis chicos.
Uno de los golpes más fuertes ha sido el proporcionado por la EFSA a los famosos hidrolizados de caseína (fosfoproteína presente en la leche y en algunos de sus derivados), sin duda alguna uno de los productos dietéticos que más cuota de mercado tienen actualmente entre estos personajes que tanto daño nos hacen en verano a los mortales hundiéndonos en la miseria al pasear semi-desnudos delante de nuestras parejas en la orilla de la playa.
Debido al gran valor biológico de la caseína, muchas empresas la comercializan en forma de hidrolizada para aumentar la rapidez de absorción de sus aminoácidos y así acelerar lo antes posible la síntesis proteica.
Tras un intenso debate con las empresas que aportaban diferentes estudios argumentando los beneficios del consumo de hidrolizados de caseína por parte de deportistas, el Panel de Nutrición, Dietéticos y Alergias de la EFSA ha hecho público, jugándose el tipo, que estos productos no ayudan ni en el crecimiento ni el mantenimiento de la masa muscular, ni al aumento de la capacidad de resistencia ni acelera la recuperación de la fatiga muscular después del ejercicio… y, por supuesto, no se permitirá que se comercialice ningún producto en cuya publicidad se haga alguna alusión a estos “supuestos” beneficios.
La EFSA también se ha acordado de la legión de seguidores que tienen mis queridos aminoácidos. Estas moleculillas, consumidas frecuentemente por personajes que en esta época veraniega van hasta a misa con el torso desnudo para ponernos en nuestro sitio, han sido también denostadas… como muestra dos ejemplos.
La pobre L-Glutamina, ese aminoácido biosintetizado por el hígado y los pulmones y que es utilizado desde hace mucho tiempo como suplemento dietético para que los músculos ejercitados no bajen de volumen, ha pasado al lado oscuro de los productos dietéticos. Tradicionalmente este compuesto ha sido empleado por deportistas de musculación para “llenar sus depósitos” ya que el esfuerzo anaeróbico desgasta las reservas naturales de glutamina en los músculos.
Pues bien, tras evaluar una gran cantidad de estudios presentados por las compañías que comercializan la L-Glutamina como suplemento dietético para deportistas, la EFSA ha dictaminado que este aminoácido no solamente no beneficia al músculo, sino tampoco a una amplia gama de habilidades cognitivas, intestinales, condiciones inmunológicas y energéticas como querían hacernos creer determinados slogans publicitarios.
La gran decepción para los bioquímicos por sus implicaciones en diferentes campos ha sido la tirosina, uno de los 20 aminoácidos que forman las proteínas y clasificado como no esencial en los mamíferos ya que su síntesis se produce a partir de la hidroxilación de otro aminoácido, la fenilalanina.
En su forma L, la tirosina ha sido recomendada no solamente para un incremento del rendimiento deportivo sino también para tratamientos depresivos, dietéticos, Parkinson, albinismo y otras patologías. Debido a sus supuestas implicaciones en la contracción muscular, la suplementación con este aminoácido no esencial ha sido recomendada para luchar contra el sobreentrenamiento y la fatiga… ya se pueden lo que ha dicho la EFSA al respecto…La L-tirosina no contribuye a la función muscular normal… y punto.
Tampoco la famosa Ribosa, ese monosacárido de cinco átomos de carbono de gran importancia para los seres vivos al ser componente de moléculas tan importantes como el ácido ribonucleico, nucleótidos y ATP, se ha librado de este Tribunal de la Santa Inquisición en el que, según algunos, se está convirtiendo la EFSA.
A pesar de que hay estudios que dicen demostrar que los suplementos de ribosa incrementan los niveles de ATP e incrementan el rendimiento físico, la verdad es que no solamente eso es falso, sino que en contra de lo publicitado por algunos productos la Ribosa no promueve una recuperación más rápida de la fatiga muscular después del ejercicio…ale, una molécula menos para mis musculosos chicos.
Sin duda alguna el disgusto más grande me lo he llevado con mi antigua compañera de andanzas en el laboratorio, la Coenzima Q. Esta molécula, implicada tanto en la cadena de transporte de electrones como en la función antioxidante, suele emplearse para enriquecer productos destinados a deportistas alegando que con ello se contribuye a proporcionar energía a través del metabolismo…pues tampoco nadie lo ha podido demostrar convenientemente y la EFSA ha rechazado dicha sentencia.
En este caso, no se han encendido las alarmas solamente en las empresas destinadas a estos productos, sino también en grandes multinacionales que invirtieron importantes sumas de dinero en enriquecer productos tan habituales como los zumos en Coenzima Q.
De entre todas las alegaciones prohibidas, la que más me gusta es la que hace referencia al Fosfato de sodio, quizás porque es sin duda alguna el reactivo químico que más he empleado en mis casi 20 años de trabajo en el laboratorio…y no echen cuentas.
Este producto, del que guardo kilos en el departamento donde trabajo para preparar tampones que permitan mantener el pH de las reacciones químicas, ha sido utilizado en suplementos para deportistas con la finalidad de aumentar tanto el rendimiento como la resistencia física…y la EFSA ha dicho que “naranjas de la china”…y yo que pensaba dárselo a probar con mis becarios a ver si espabilaban…
Pero tranquilos queridos rompecorazones. No todo son malas noticias para vosotros. Algunas casas comerciales se han escapado de la quema, especialmente las dedicadas a la venta de esos liquidillos naranjas, azules, rojos y verdes con los que os hidratáis mientras hacéis deporte. De entre los productos recomendados por determinadas empresas para deportistas analizados por la EFSA, solamente se escapan algunas bebidas a base de hidratos de carbono y electrolitos…pero no todas.
A estas bebidas, que ni mucho menos son la mayoría de las que podemos encontrar en las superficies comerciales, la EFSA les deja poner en el etiquetado únicamente dos tipos de alegaciones: “mejoran la absorción de agua durante el ejercicio físico” y “pueden contribuir al mantenimiento del rendimiento prolongado durante ejercicios de larga duración” pero no ese famoso eslogan que aun se puede observar en muchos productos y que proclama que estas bebidas “reducen el esfuerzo percibido durante el ejercicio”…lo que faltaba que nos matemos a correr y bebiendo esas pócimas de colores parezca que estamos jugando al parchís…
Eso sí, no nos emocionemos y creamos que todas estas bebidas son iguales y sirven para todo. Los expertos advierten que solamente está demostrada la eficacia de aquellas bebidas que: i) contengan de 8 a 35 kcal por 100 ml procedentes de hidratos de carbono; ii) El 75% de la energía debe proceder de hidratos de carbono de alto índice glucémico; iii) proporcionen entre 46 y 115 mg de sodio por 100 ml y iv) tengan una osmolalidad comprendida entre 200 y 330 mOsm/kg agua.
Es posible que estas cifras les den poca información pero yo de ustedes las tendría bien en cuenta ya que en España la mayoría de las bebidas de este tipo comercializadas son hipertónicas (osmolalidad mayor de 330 mOsm/kg agua) y la más vendida, además de ser hipertónica, tiene un nivel de sodio un 50% inferior al mínimo recomendado…y no saben lo que me está costando no dar nombres de casas comerciales…claro que si alguien pregunta…
En fin señores qué quieren que les diga.
Una de las grandes alegrías que nos hemos llevado los amantes de la nutrición es la aplicación estricta del Reglamento 1924/2006 relativo a las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos.
Ya iba siendo hora que se pusiese algo de orden en todo esto pero no se confíen… “la trampa siempre va por delante de la ley” así que es absolutamente necesario que los mecanismos de alerta sigan vigilando porque sin duda alguna las triquiñuelas de la empresas comerciales está a la orden del día…y si no que se lo pregunten a aquellas afamadas bebidas para deportistas que, una vez enganchado al consumidor, y para no tener que cumplir la normativa vigente la ley, han decidido cambiar su denominación de venta y así no se deben ajustar a la nueva normativa…y de eso no se ha dado cuenta casi nadie…jejeje.
Yo por mi parte me voy a bajar a la playa y cuando vea pasar delante del chiringuito a mis chicos de gimnasio luciendo palmito me tomaré más a gusto que nunca mi cervecita con la correspondiente tapa … y a quien no le guste mi curva de la felicidad que no mire…
Jose
Nota: Esta es mi segunda entrada en el VII Carnaval de la Química que este mes se alberga en el excelente Blog “Feelsynapsis”
Publicado en 17 agosto, 2011 de José Manuel López Nicolás
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