jueves, 20 de febrero de 2014

LOS RIESGOS DEL CANNABIS

OPINIÓN 

La marihuana está tan extendida y su uso desafortunadamente es tan frecuente que entre los consumidores de esa droga existe la falsa creencia de que la hierba o cualquier otro producto que contenga cannabis es algo seguro y sin riesgo, al contrario que lo que ocurre con otras muchas sustancias. Falso. Que el cannabis no tenga un poder adictivo elevado no significa que sea casi inocuo. El delta 9 tetrahidrocannabinol (la sustancia esencial de la 'maría' o de productos similares) es un psicoactivo muy potente. Excita los receptores cerebrales CB1 y CB2, produciendo un abanico de efectos neurofisiológicos notables que llegan a ser incluso peligrosos si la dosis que ha entrado en el organismo es elevada. 

Por eso hay que ser inconsciente para incluir el cannabis entre los ingredientes de una tarta, ya que las consecuencias de ingerir por vía digestiva esa droga son imprevisibles y potencialmente perniciosas. Los receptores CB1 y CB2 se encuentran en muchas estructuras del cerebro. Están en los ganglios basales, el córtex, la amígdala, el cerebelo, el hipotálamo, la médula espinal y el tronco del cerebro. Tanta diversidad en la distribución de la activación que sobre ellos ejerce la 'maría' justifica el conjunto de efectos secundarios que se ven en las personas que fuman o ingieren cannabis. anapixel Se modifican las emociones, la coordinación, el apetito, el tono muscular, el latido cardiaco, el equilibrio, la forma del lenguaje y hasta la tensión arterial. Cambia la personalidad del individuo durante el tiempo que la sustancia permanece en la sangre. 

Si las dosis son altas se pueden producir trastornos similares a las de ese puñado de estudiantes que consumieron la noche de este pasado sábado una tarta aderezada con marihuana. Si la concentración de tetrahidrocannabinol en sangre se eleva demasiado se pierde la concentración, no hay forma de caminar sin ir de un lado a otro, desparece la memoria inmediata, se eleva la frecuencia cardiaca, se produce vasodilatación arterial (y la tensión baja) y pueden aparecer cuadros de agitación extrema, alucinaciones, confusión, pérdida de tono muscular y letargia hasta llegar al coma. En esas situaciones no es de extrañar que los servicios de emergencia tengan que intubar a un intoxicado. 

En coma, o muy letárgico y con el tono muscular bajo, un tubo endotraqueal es la mejor manera de garantizar la ventilación pulmonar y evitar un accidente serio por ausencia de oxígeno. No hay demasiados casos publicados en la literatura de intoxicaciones letales por cannabis. Quizá el que en el tronco cerebral el número de receptores CB1 y CB2 sea escaso es lo que hace que el consumo puntual y masivo no sea tan maligno como lo es a veces el de heroína y de la cocaína. Lo que ya es un hecho con datos científicos de calado tras de sí es que el uso frecuente de los derivados del cannabis deteriora el cerebro. Parece que hay una relación con los brotes esquizofrénicos en personas con genes susceptibles a padecer esa patología y que el consumo crónico acaba dañando las neuronas. http://www.elmundo.es/madrid/2014/02/16/53012ff422601d710e8b4578.html

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