miércoles, 28 de enero de 2015

¿POR QUÉ ENGORDAMOS?

¿Por qué engordamos? Y las grandes mentiras sobre la alimentación ¿Te has preguntado porque cuesta tanto mantener un peso ideal? ¿Has intentado muchas veces perder peso sin éxito? ¿Cuál es la razón detrás de la epidemia de obesidad? Si yo tuviera todas las respuestas seguramente no estaría donde estoy, y tampoco soy un experto en nutrición. Pero si lo soy en PNL, y me gustaría explorar con tu permiso, ciertos puntos que pueden hacer que cambies radicalmente tu relación con la comida. 

¿Qué nos pasa? Respuesta: Nos hemos vuelto holgazanes. ¿Quiénes? ¿Yo? Sí, tú. Y yo, Y todos. ¿A qué me refiero? Bueno, no sólo me refiero al hecho que no hagamos tanto ejercicio como deberíamos, esa sin duda alguna es una parte, pero es sólo la punta del iceberg. 

Volvamos al origen: Hace 100.000 años la comida corría, saltaba o se encontraba repartida en un área extensa. Comer, requería esfuerzo. De hecho, probablemente, comer requería planificación. Es decir, si lo que se quería comer estaba demasiado lejos o era demasiado rápido, quizás era mejor quedarse donde se estaba y pensar en una mejor opción. Hasta no hace mucho, las calorías han sido muy preciosas. El frío, los peligros, el trabajo manual, todo ello nos obligaba a quemar muchas calorías y la comida era algo que llegaba al punto se ser algo sagrado. No se podía cazar más allá del límite sostenible sino, luego había escasez, se tenía que ir con cuidado de lo que se cultivaba y cómo, y siempre pendientes que la naturaleza no se lo llevara por delante con una sequía o una inundación. Dicho de un modo fácil: Nos tomábamos muy en serio lo de la comida. 

Nos lo tomábamos tan en serio, que sabíamos que comida servía para qué, qué nos ayudaba en qué y con ensayos de prueba y error, y pasando mucha hambre, en general vivíamos saludablemente. Si te fijas en culturas orientales, la comida es algo que forma parte su medicina hasta el punto que los alimentos están deliberadamente equilibrados para buscar el bienestar físico y emocional. ¿Y ahora? En los últimos 50 años ha pasado algo insólito que se inició a finales del siglo XIX y a principios del XX cuando los señores como Kellogg (el de los cereales), Heinz (el del Ketchup), Griggs (el que hizo a la Coca-Cola famosa) o Hellmann (el de las mayonesas), empezaron a industrializar la comida. Hasta ahí no hay mucho problema. La historia empieza cuando estas empresas (como cualquier otra) necesitan vender y no sólo vender, sino crecer y expandirse. Para hacer eso utilizaron el márquetin y la publicidad, y ahí es donde empezó el gran engaño que nos ha llevado hasta el día de hoy. ¿Cómo nos mienten? 

Vamos a empezar con una serie de mentiras que nos han intentado hacer creer en estos últimos 100 años: 

No hay tiempo para cocinar o cocinar es aburrido ¡Cómo te vas a poner a cocinar después de un largo día de trabajo! ¡Abre una lata de xxxx o un sobre de xxxxx y caliéntalo en el microondas! Así te podrás dedicar a cosas más importantes (¿¿??) como mirar la tele en el sofá o poner los niños a dormir… Nos intentan convencer que hacer la comida es un molesto incordio a evitar. “No hace falta que pienses en la comida, nosotros lo hacemos por ti”. 

La comida sólo es comida Hasta sólo hace unos años la comida parecía que sólo era comida. Ya pasamos por la época de lo “light” donde nos hicieron creer que “bajo en grasas” quería decir sano, sin tener en cuenta que la comida mediterránea siempre ha sido alta en grasas (pero esa es otra historia…). Lo que se olvidaron de decirnos es que substituían la grasa por azúcar para hacerlo apetecible… Ahora, la comida es sólo comida pero con vitaminas añadidas, bífidus, con o sin lactosa, con o sin grasa (Me pregunto que es lo que queda cuando a la leche le quitas las grasas y la lactosa….). 

Una vez más es: “No te preocupes, nosotros sabemos lo que te conviene”. Pero la comida no es sólo una fuente de calorías. Nuestros abuelos lo sabían del mismo modo que nuestros antepasados de la edad de piedra. La comida es nuestra vía directa a tener una vida saludable y sin enfermedades. La comida tiene que ser barata 

La comida siempre ha sido cara. Ha sido costosa de cultivar, de cazar, de recoger. Sólo en la época de la industria agropecuaria y el uso masivo de procesos de explotación intensivos se ha abaratado el precio de los alimentos. ¿Pero a qué coste? ¿Y por qué querríamos que la comida fuera barata? Muchos podrían pensar que es porque estamos en crisis y mucha gente no podría alimentarse de otro modo. Pero eso es una gran falacia. Piénsalo: ¿Qué precio estás pagando por el pan barato? ¿Lo sabes? No claro, porque estas industrias no tienen ningún interés a contarte que implica que el pan sea barato. No te cuenta que utilizan harina refinada hecha de trigo alterado genéticamente que hace que se pierdan sus nutrientes, que se te irriten los intestinos, que se desmineralice tu cuerpo y que te suba el nivel de azúcares en sangre, llevando a la obesidad, al aumento de colesterol y a la diabetes. 

Si le diésemos la importancia que tiene la alimentación, nos enseñarían en la escuela sobre el tema, habrían programas específicos por la televisión en “prime time”, estaríamos dispuestos a sacrificar nuestras vacaciones, un televisor nuevo o ropa, por comer alimentos de alto valor nutritivo. Y si hubiera gente que no pudiera pagárselos, para eso está el estado, para ayudar a mantener una sociedad sana (y que gaste menos en seguridad social). 

Siempre es mejor más 

En algún sitio de nuestro cerebro tenemos una parte que debe venir del pasado y que nos dice: “Come ahora, que nunca sabes cuando lo volverás a hacer”, otra que nos dice “La abundancia es algo excepcional para festejar eventos especiales” y otra que nos dice “Acábatelo todo”. Así nuestros ancestros cavernícolas, debían comer tanto como podían cuando cazaban, nuestros antepasados celebran con días puntuales la abundancia como algo casi místico y ritual, y nuestras abuelas querían lo mejor para nosotros. Pero ninguna de estas ideas relacionadas con el exceso, son aplicables en un mundo de supermercados y neveras. Además en estas empresas que lo que quieren vender te cuentan que algo que pesa 250gr y vale 2,5€, es mejor que algo que pesa 150gr y vale 1,5€. Para ellos sí porque el coste del primero es 0,50 y del segundo 0,30€, o sea que ellos ganan 2€, si compras el grande y 1,2€ si compras el pequeño. ¡Para ellos es un negocio que comas más! 

La comida es una buena recompensa ¡Cómo la vida es muy dura y complicada, regálate unos minutos de placer con una dosis extraordinariamente alta de azúcar! La comida ha pasado de ser aquello que nos mantenía en vida en aquello que nos hace la vida más placentera. Es nuestro refugio emocional delante de disgustos, ansiedades, estrés, etc. Y esto es nuevo porque evidentemente, hasta hace poco la gente corriente no tenía ni un súper, ni una tienda de golosinas, ni una despensa ni un frigorífico repleto de productos listos para su placer. 

Nadie nos cuenta que el azúcar es el mayor contribuyente a problemas cardíacos, de colesterol, sobrepeso, artríticos, entre otros. Sólo nos hablan de placer y recompensa. ¿Y estas mentiras qué provocan? 

1. Banalización de la comida. No nos tomamos en serio las implicaciones en nuestra salud de comer. Vemos a la comida como aquello que nos da placer y al mismo tiempo, nos aleja del tipo de cuerpo que nos imponen. 
2. Analfabetismo nutricional. No sabemos qué comemos, qué efectos produce lo que comemos, ni qué comer para estar mejor. 
3. Sobre alimentación. Comemos muchísimas más calorías de las que necesitamos, pero al mismo tiempo, con bajo índice de nutrientes esenciales, por lo que generamos grasa pero seguimos desnutridos. 
4. Dietas yo-yo. Al tener una relación disfuncional con la comida (amor-odio), acabamos adoptando dietas radicales sólo para volver a caer en los mismos hábitos al cabo de un tiempo, pero con cada dieta hemos estresado a todo nuestro metabolismo. 
5. Enfermedades. Los alimentos procesados suelen tener una carga glucémica elevada (cantidad de azúcares) e índice glucémico elevado (facilidad de los azúcares para llegar a la sangre) lo que provoca que acabemos con problemas de insulina y por lo tanto de diabetes, colesterol, entre otros. 

Además, el balance entre aceites omega3 y omega6 en estos alimentos es muy malo debido al uso de aceites de baja calidad y de frituras, lo que provoca problemas inflamatorios graves. Sólo son dos ejemplos de muchos…. No estoy diciendo en ningún momento que todas las personas con sobrepeso entren en este análisis que he hecho. Soy consciente que he eludido muchos puntos críticos, patologías, etc., pero como ya he advertido al inicio, nunca ha sido mi intención entrar en una zona que no es la de mi “expertise”. ¿O sea que…? Somos holgazanes, porque seguramente hemos dejado que nos convirtieran en ello. 

Lo somos porque: 
a. Hemos renunciado a pensar sobre la alimentación como algo vital. 
b. Hemos dejado de pensar críticamente sobre lo que nos venden. 
c. Hemos dejado de invertir tiempo en preparar comidas que se ajusten a nuestras necesidades 
d. Hemos decidido aliviar nuestros males a través de la comida. 
e. Y sí, podríamos hacer más ejercicio. 

Las 4 primeras, tienen que ver más con un modo de pensar que en hacer. Es ahí donde me gusta trabajar con mis alumnos de PNL, en su modo de pensar, para que pueda cuidar mejor de ellos mismos. Sólo con una sociedad con más pensamiento crítico, será capaz de ser más dueña de su futuro, incluida su salud. Xavier Pirla Llorens Director de Talent Institut Autor de El Arte de Conseguir lo Imposible
http://www.talentinstitut.com/ES/11/Blog/25/-Por-que-engordamos--Y-las-grandes-mentiras-sobre-la-alimentacion.html

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