ESCOLARES SIN POSTURA

El Colegio Elisburu pone en marcha un proyecto, en colaboración con el Sespa, para combatir los malos hábitos posturales y atajar el bajo tono físico de los alumnos

«No se trata de idealizar el deporte, lo bueno es el movimiento», explica Alonso. Gijón A. RUBIERA

«En mis clases tengo pocos niños obesos, pero tengo muchos más con un bajo tono muscular y con evidentes signos de llevar a cabo muy poca actividad física. Los de ahora son niños cada vez más flácidos, más sedentarios, que están todo el tiempo sentados y, lo que es peor, mal sentados».

La percepción de Luisa María Lendinez, profesora de Educación Física del Colegio Julián Gómez Elisburu, no es, ni mucho menos, única en el sector, de ahí que este curso, gracias a la colaboración del Sespa y del Colegio de Fisioterapeutas de Asturias, sean muchos los centros educativos de la ciudad que han iniciado una campaña distinta para combatir el sedentarismo entre los escolares del concejo. Una campaña que pasa por la educación sobre la higiene postural y que ayer arrancó en el colegio de Pumarín. En el Elisburu, en concreto, las charlas informativas que ofrecen los fisioterapeutas de la red sanitaria local -en su caso, a cargo de Pilar Alonso- se han convertido en todo un proyecto educativo del centro con continuidad a lo largo del curso y actuación tanto en las clases de Educación Física como en las actividades lectivas y con traslado a la vida cotidiana de los alumnos y las propias familias.

«Necesitamos que esa preocupación que siempre hemos tenido en las clases de Educación Física sobre la postura corporal, la colocación, las técnicas de relajación o el ejercicio tengan ahora continuidad fuera del gimnasio. Ya no es sólo cómo corren o hacen una tabla de ejercicios, ahora importa cómo se colocan en la silla, en el sofá o cómo cargan una mochila. Es algo en lo que estamos de acuerdo toda la comunidad escolar», sostiene la docente.

El Elisburu ha encontrado una aliada perfecta en la fisioterapeuta del centro de salud Severo Ochoa, Pilar Alonso, que ayer comenzó con el taller teórico-práctico para alumnos de 4.º y 5.º de Primaria. Para ella el diagnóstico también es claro: «Los niños cada vez se mueven menos. Mucho correr de clase a música o a inglés, pero en realidad todo lo hacen sentados y han perdido muchos de los hábitos de movimiento que suponen un ejercicio físico fantástico, aunque sea muy básico. Al colegio llegan en autobús o en coche, apenas suben escaleras, juegan en el parque o corren por la calle. Así es que llegan a la edad adulta con carencias, y con 20 o 30 años, aquellos que se tienen que enfrentar a un trabajo que requiere una mínima actividad física, por ejemplo una panadería, sufren problemas de espalda a los pocos años. Debemos prepararles mejor para ser adultos sanos», declara.