Túneles que atraviesan espectaculares montañas, viaductos que sortean ríos, arroyos y embalses, animales salvajes en su hábitat natural, fábricas abandonadas, monasterios centenarios... Lugares como éstos podemos recorrerlos a pie o en bici gracias a las Vías Verdes de toda España.
(Aurora M. Alcojor)
Existe una forma diferente de practicar el cada vez más pujante turismo rural, potenciado durante los últimos años a través del acondicionamiento de antiguas infraestructuras ferroviarias (más de 1.200 kilómetros) que un día fueron abandonadas por cuestiones económicas, por la guerra o por el desdén de las autoridades. Se trata de las denominadas Vías Verdes españolas. Y lo mejor es que no hace falta recorrer grandes distancias para encontrarlas. Prácticamente todas las ciudades españolas cuentan con alguna. Baste como ejemplo las ocho que a continuación describimos, situadas en las proximidades de urbes tan gigantescas como Madrid y Valencia.
1. Guadarrama
La Vía Verde del río Guadarrama se encuentra en la periferia de la capital, siendo la localidad de Móstoles el punto de partida de un recorrido que finaliza, 23 kilómetros después, en Villamanta, muy cerca de la Sierra de Gredos. Esta interesante ruta formó parte en sus orígenes (allá por 1898) de un tramo ferroviario que unió Madrid con Almorox hasta la década de los 70, cuando fue sustituido por los modernos trenes de Cercanías.
El recorrido atraviesa en su parte inicial el Parque de El Soto, un auténtico pulmón verde en plena gran ciudad, que además cuenta con un magnífico lago, para luego continuar por el barrio mostoleño de la colonia del Guadarrama en dirección a Navalcarnero. Una vez llegados a esta Villa Real, iniciaremos un plácido descenso en el que disfrutaremos de bonitas huertas y pequeñas arboledas, para terminar nuestra travesía en la antigua estación de Villamanta, todavía impecable a pesar del transcurso de los años.
2. Alberche
Precisamente Villamanta era el origen de otra línea ferroviaria que debía llegar hasta Aldea del Fresno y que incluso llegó a ser inaugurada poco antes de la Guerra Civil, para luego quedar en el olvido tras la contienda. La vía verde que recorre parte de ese trazado, concretamente 14 kilómetros, comienza en la carretera que une Cadalso de los Vidrios con San Martín de Valdeiglesias, un tramo desde el que pueden contemplarse los impresionantes viñedos y pinares de la Sierra de Gredos.
Tras atravesar la pintoresca estación de San Martín de Valdeiglesias, situada junto a la piscina municipal, iniciaremos el descenso hacia Pelayos de la Presa, superando la fortaleza de Don Álvaro de Luna y recorriendo los pinares y bolos graníticos de la Sierra de San Juan. Al dejar atrás Pelayos de la Presa disfrutaremos de las majestuosas ruinas del Monasterio de los Padres Bernardos, una abadía cisterciense del siglo XIII que marca el rumbo hacia el embalse de Picadas, antesala del dique de Picadas, último punto de nuestro recorrido. Una vez allí podremos contemplar un pequeño viaducto que bombea las aguas de las que se abastecen múltiples municipios madrileños y toledanos.
3. Tajuña
Desde la desaparecida estación del Niño Jesús, en pleno centro de Madrid, partieron durante la primera mitad del pasado siglo los trenes de una línea ferroviaria que debía unir la capital con Aragón, pero que finalmente se quedó en la localidad alcarreña de Villa de Alocén. Aquel trazado ha dado lugar a una vía verde de 34 kilómetros que une Yebra (Guadalajara) con Morata de Tajuña (Madrid). La primera parte es la que presenta las mejores condiciones. En este tramo abandonaremos Yebra para atravesar Pozo de Almoguera, un lugar fantástico para descansar, y llegar a Mondejar, un municipio en el que podremos disfrutar de las preciosas ruinas góticas del Convento de San Antón y de los curiosos pórticos de la Plaza del Ayuntamiento.
El siguiente tramo del recorrido nos adentrará en la Comunidad de Madrid, donde disfrutaremos de un increíble bosque mediterráneo, coronado por el Monte de La Umbría, y de los largos puentes metálicos por los que un día circularon los trenes. La última parte del trayecto nos llevará de Ambite a Morata de Tajuña, un sector de unos 13 kilómetros en el que atravesaremos todo tipo de cultivos, pueblos típicos de Madrid y los múltiples molinos que en algún momento del pasado tamizaron los caudales del Tajuña.
4. La Jara
En el otro extremo de Madrid, en plenos Montes de Toledo, encontramos una ruta de 52 kilómetros que forma parte de un antiguo trazado que debía unir la localidad toledana de Talavera de la Reina con la pacense de Villanueva de la Serena. Desechado durante la posguerra, atraviesa a través de sus túneles y viaductos un paisaje salvaje plagado de conejos, aves rapaces, corzos, ciervos y jabalíes. El recorrido comienza en la estación de Calera y Chozas, desde la que nos dirigiremos al apeadero de Silos, puerta de entrada a la finca El Arco, un lugar plagado de árboles y matorrales. Más adelante pasaremos por un un gigantesco viaducto que supera las aguas del Tajo y el embalse de Azután.
Superados los primeros 18 kilómetros llegaremos a Aldeanueva de Barbarroya, primera estación de la ruta, para luego adentrarnos en un terreno dominado por las jaras y los túneles nada menos que 14 habremos de atravesar durante este tramo situado a orillas del río San Vicente-. Nava-Fuentes y Campillo-Sevillaja serán las siguientes estaciones en relativo buen estado de un periplo que nos acercará a la última parte del trayecto, en las proximidades de la Sierra de Altamira. Ya en el término municipal de Puerto de San Vicente, la estación de Santa Quiteria un lugar abandonado que durante años se utilizó como cuadra marcará, poco después, el final .
(Aurora M. Alcojor)
Existe una forma diferente de practicar el cada vez más pujante turismo rural, potenciado durante los últimos años a través del acondicionamiento de antiguas infraestructuras ferroviarias (más de 1.200 kilómetros) que un día fueron abandonadas por cuestiones económicas, por la guerra o por el desdén de las autoridades. Se trata de las denominadas Vías Verdes españolas. Y lo mejor es que no hace falta recorrer grandes distancias para encontrarlas. Prácticamente todas las ciudades españolas cuentan con alguna. Baste como ejemplo las ocho que a continuación describimos, situadas en las proximidades de urbes tan gigantescas como Madrid y Valencia.
1. Guadarrama
La Vía Verde del río Guadarrama se encuentra en la periferia de la capital, siendo la localidad de Móstoles el punto de partida de un recorrido que finaliza, 23 kilómetros después, en Villamanta, muy cerca de la Sierra de Gredos. Esta interesante ruta formó parte en sus orígenes (allá por 1898) de un tramo ferroviario que unió Madrid con Almorox hasta la década de los 70, cuando fue sustituido por los modernos trenes de Cercanías.
El recorrido atraviesa en su parte inicial el Parque de El Soto, un auténtico pulmón verde en plena gran ciudad, que además cuenta con un magnífico lago, para luego continuar por el barrio mostoleño de la colonia del Guadarrama en dirección a Navalcarnero. Una vez llegados a esta Villa Real, iniciaremos un plácido descenso en el que disfrutaremos de bonitas huertas y pequeñas arboledas, para terminar nuestra travesía en la antigua estación de Villamanta, todavía impecable a pesar del transcurso de los años.
2. Alberche
Precisamente Villamanta era el origen de otra línea ferroviaria que debía llegar hasta Aldea del Fresno y que incluso llegó a ser inaugurada poco antes de la Guerra Civil, para luego quedar en el olvido tras la contienda. La vía verde que recorre parte de ese trazado, concretamente 14 kilómetros, comienza en la carretera que une Cadalso de los Vidrios con San Martín de Valdeiglesias, un tramo desde el que pueden contemplarse los impresionantes viñedos y pinares de la Sierra de Gredos.
Tras atravesar la pintoresca estación de San Martín de Valdeiglesias, situada junto a la piscina municipal, iniciaremos el descenso hacia Pelayos de la Presa, superando la fortaleza de Don Álvaro de Luna y recorriendo los pinares y bolos graníticos de la Sierra de San Juan. Al dejar atrás Pelayos de la Presa disfrutaremos de las majestuosas ruinas del Monasterio de los Padres Bernardos, una abadía cisterciense del siglo XIII que marca el rumbo hacia el embalse de Picadas, antesala del dique de Picadas, último punto de nuestro recorrido. Una vez allí podremos contemplar un pequeño viaducto que bombea las aguas de las que se abastecen múltiples municipios madrileños y toledanos.
3. Tajuña
Desde la desaparecida estación del Niño Jesús, en pleno centro de Madrid, partieron durante la primera mitad del pasado siglo los trenes de una línea ferroviaria que debía unir la capital con Aragón, pero que finalmente se quedó en la localidad alcarreña de Villa de Alocén. Aquel trazado ha dado lugar a una vía verde de 34 kilómetros que une Yebra (Guadalajara) con Morata de Tajuña (Madrid). La primera parte es la que presenta las mejores condiciones. En este tramo abandonaremos Yebra para atravesar Pozo de Almoguera, un lugar fantástico para descansar, y llegar a Mondejar, un municipio en el que podremos disfrutar de las preciosas ruinas góticas del Convento de San Antón y de los curiosos pórticos de la Plaza del Ayuntamiento.
El siguiente tramo del recorrido nos adentrará en la Comunidad de Madrid, donde disfrutaremos de un increíble bosque mediterráneo, coronado por el Monte de La Umbría, y de los largos puentes metálicos por los que un día circularon los trenes. La última parte del trayecto nos llevará de Ambite a Morata de Tajuña, un sector de unos 13 kilómetros en el que atravesaremos todo tipo de cultivos, pueblos típicos de Madrid y los múltiples molinos que en algún momento del pasado tamizaron los caudales del Tajuña.
4. La Jara
En el otro extremo de Madrid, en plenos Montes de Toledo, encontramos una ruta de 52 kilómetros que forma parte de un antiguo trazado que debía unir la localidad toledana de Talavera de la Reina con la pacense de Villanueva de la Serena. Desechado durante la posguerra, atraviesa a través de sus túneles y viaductos un paisaje salvaje plagado de conejos, aves rapaces, corzos, ciervos y jabalíes. El recorrido comienza en la estación de Calera y Chozas, desde la que nos dirigiremos al apeadero de Silos, puerta de entrada a la finca El Arco, un lugar plagado de árboles y matorrales. Más adelante pasaremos por un un gigantesco viaducto que supera las aguas del Tajo y el embalse de Azután.
Superados los primeros 18 kilómetros llegaremos a Aldeanueva de Barbarroya, primera estación de la ruta, para luego adentrarnos en un terreno dominado por las jaras y los túneles nada menos que 14 habremos de atravesar durante este tramo situado a orillas del río San Vicente-. Nava-Fuentes y Campillo-Sevillaja serán las siguientes estaciones en relativo buen estado de un periplo que nos acercará a la última parte del trayecto, en las proximidades de la Sierra de Altamira. Ya en el término municipal de Puerto de San Vicente, la estación de Santa Quiteria un lugar abandonado que durante años se utilizó como cuadra marcará, poco después, el final .
(Aurora M. Alcojor)
Jesus, lleva a las clases de 3º a algún sitio de estos para fín de curso !
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