Efectos del entrenamiento de resistencia aeróbica sobre el eje GH-IGF-1
(post destacado 2017) El entrenamiento de resistencia aeróbica provoca respuestas neuroendocrinas que si se mantienen en el tiempo se asocian a adaptaciones permanentes mientras se mantenga el estímulo. Algunas de esas adaptaciones endocrinas, aún en el marco del entrenamiento de la resistencia aeróbica, pueden favorecer el desarrollo de la fuerza máxima aun cuando no se entrene específicamente esta modalidad de entrenamiento. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Grandys y col, 2016; Growth Horm IGF Res 15-dic) cuyo objetivo fue determinar los efectos de 20 semanas de entrenamiento de resistencia aeróbica corriendo sobre los cambios en el eje GH-IGF-1 en el contexto del rendimiento muscular esquelético y la capacidad funcional. Antes y después del programa de entrenamiento se realizaron test incrementales máximos, una carrera de 1500 m y distintas medidas de fuerza muscular. También se obtuvieron muestras de sangre en reposo y al finalizar el test máximo de esfuerzo para analizar los niveles de hormona del crecimiento (GH), hormona del crecimiento similar a la insulina (IGF-1), proteína transportadora de la hormona del crecimiento similar a la insulina (IGFBP-3) e interleuquina-6 (IL-6). Los resultados mostraron que el entrenamiento aumentó la potencia máxima alcanzada en los test de esfuerzo en un 24%, rendimiento en test de 1500 m en un 13% y fuerza máxima en un 9%. En el ejercicio máximo la relación IGF-1/IGFBP-3 disminuyó un 22% después del entrenamiento, y las concentraciones de IL-6 aumentaron en un 30%. Además, se constató una fuerte correlación positiva entre los cambios en reposo de IGF-1 y en la relación IGF-1/IGFBP-3 con los cambios en la fuerza muscular. Los autores sugieren que el entrenamiento de resistencia aeróbica induce cambios en los componentes del eje GH-IGF-1 que parecen tener efectos sumatorios sobre el rendimiento muscular esquelético.
Las adaptaciones son el fin último del entrenamiento, y en cualquier contexto del rendimiento en el que nos detengamos, la influencia neurohormonal es decisiva. Tenemos la tentación de “pasar por alto” ese eje fundamental cuando abordamos el estudio de las adaptaciones, pero no debemos olvidar que son las hormonas las que abren muchas de las puertas que permiten a células, tejidos, órganos y sistemas adaptarse al estrés del ejercicio y con ello mejorar la capacidad funcional y el rendimiento.
http://www.fisiologiadelejercicio.com/efectos-del-entrenamiento-resistencia-aerobica-eje-gh-igf-1-2/
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