La comunicación es mucho más que el simple hecho de “decir algo”. La experiencia demuestra que no siempre es fácil dejar claro a otros lo que queremos decirles, por lo que, como entrenador, debe prestar cuidadosa atención a esto y, de ser necesario, mejorar sus habilidades de comunicación (De Knop et al., 1998).
Para mejorar sus habilidades de comunicación, debe aprender:
Cómo decir algo.
Cómo escuchar.
Cómo utilizar la comunicación no verbal.
Con respecto al primer punto, un principio importante es “resultar creíble” cuando se comunica con sus jóvenes deportistas, lo que conllevará que confíen en usted y le escuchen atentamente cada vez que se dirija a ellos.
Del mismo modo, debe aprender a utilizar un “enfoque positivo” al comunicarse con sus deportistas (Marqués et al., 2015). Esto parece una tarea sencilla, pero lo cierto es que la mayoría de la gente tiene adquirido el hábito de prestar atención sólo a lo que está mal y ha olvidado cómo hacer observaciones positivas. Por ello, debe utilizar recompensas y alabanzas por su participación, su cooperación, etc., lo cual no significa que deba alabarles por todo.
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En algunas situaciones (por ejemplo, para perfeccionar una técnica o una jugada de estrategia) resulta útil cierto grado de crítica.
Pero cuando la crítica persiste demasiado tiempo, los jóvenes se hartan de ella y pierde eficacia. Los deportistas tratarán de actuar “sin riesgos” para evitar las críticas. Y cuando empiece a criticarles esta actitud, simplemente dejarán de prestarle atención.
En segundo lugar, con respecto a cómo se escucha, cabe decir que los entrenadores tienen una fuerte inclinación a decir muchas cosas y a escuchar muy poco o nada de lo que los jóvenes deportistas tienen que decir, bien porque están tan ocupados que no dan voz a los demás o bien porque no creen en que los deportistas puedan aportan ideas que merezcan la pena ser escuchadas.
A la larga esta situación hace que los deportistas, tras intentar comunicarle algo a su entrenador un par de veces, dejan de intentarlo, cortando la comunicación entrenador-deportista. La buena noticia es que podemos entrenar nuestra capacidad de escucha y comunicación y de esta forma, mejorar la calidad de nuestras relaciones y de los resultados de cualquier equipo, situación y proceso.
Una serie de estrategias básicas son las siguientes (Voisin, 2008):
Recuerde que debe escuchar.
Respete el derecho de los deportistas a compartir con usted un punto de vista, a aclarar algo o a hacer una pregunta, reservando un espacio de tiempo en cada actividad para darles la oportunidad a los deportistas para expresarse.
Concéntrese en escuchar, mirando a los ojos a su interlocutor y dejando de lado otras tareas.
Evite interrumpir al que habla, aun cuando piense que sabe lo que va a decir o cuando esté hablando muy despacio o tartamudee.
Haga preguntas si hay algo que no ha entendido bien o no tiene claro.
Por último, respecto a la comunicación no verbal, hay que decir que, aunque no seamos conscientes de ello, nuestro cuerpo tiene un idioma propio que transmite mensajes a nuestros deportistas antes, durante y después de la competición.
En muchas ocasiones, la frustración por contener determinadas palabras conlleva a expresarlas mediante gestos o posturas sin darse cuenta.
Es importante prestar atención al lenguaje corporal porque, además de lo que se dice, también es importante cómo se dice algo, ya que esto determinará si los deportistas creerán en lo que usted dice y, por consiguiente, si le escucharán en el futuro.
Por ello, es hora de pararse a analizar la propia conducta para tratar de corregir aquellos errores que dañan la relación con los deportistas y les distraen de sacar su mejor versión durante la competición inconscientemente.
Algunos de los principales gestos a evitar son los siguientes:
Negar con la cabeza: muestra tu frustración y tu decepción con lo que está sucediendo, lo que infunde dudas en el deportista y mayor presión.
Zarandear los brazos o dar patadas al aire: es un gesto de frustración bastante ostentoso que distrae fácilmente a los deportistas de la competición y les infunde nerviosismo.
Caminar continuamente de un lado a otro del área del entrenador: esto comunica su ansiedad más que otra cosa y su preocupación únicamente pondrá más tenso a su deportista.
Dar la espalda al juego/competición: esto señala que usted está disgustado y no puede continuar mirando.
Voltear los ojos hacia arriba: en las conversaciones previas o posteriores al partido si su deportista le está hablando y usted voltea los ojos hacia arriba, esto le sugiere que usted no le da valor a lo que le está diciendo.
Fruncir el ceño: antes, durante y después de la competición su expresión facial lo dice todo.
No importa lo que trate de comunicar, un ceño fruncido denota que usted no está feliz y si el deportista lo relaciona con su rendimiento, sentirá que usted está enfadado con su actuación.
A modo de conclusión, cabe decir que la forma en la que usted se comunica es más importante de lo que puede parecer a priori. En muchas ocasiones los deportistas no siempre entienden lo que está tratando de decirles y usted no siempre entiende lo que otros tratan de decirle.
Si aprende a comunicarse bien y a escuchar activamente, será un entrenador mucho más efectivo.
Referencias:
De Knop, P., Wylleman, P., Theeboom, M., De Martelaer, K., Van Puymbroek, L, & Wittock, H. (1998). Clubes deportivos para niños y jóvenes. Málaga: Consejería de Turismo y Deporte. Instituto Andaluz del Deporte.
Marqués, M., Nonohay, R., Koller, S., Gauer, G., & Cruz, J. (2015). Coaches’ communication style and the perception of the motivational climate created by coaches and teammates. Cuadernos de Psicología del Deporte, 15(2), 47-54.
Voisin, V. (2008). La escucha activa.
La clave para el manager-coach. No hay management sin escucha. Equipos & Talentos: gestión, selección y formación en RRHH, 53, 32.
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http://mvpsport.es/blog/comunicarse-es-algo-mas-que-decir-algo/
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