Toda pasión es exigente, y todo lo que 'engancha' tiene un precio. La investigación no es una excepción a esta regla y, menos aún, en un mundo globalizado y en crisis. Jonatan Ruiz, doctorado en la Universidad de Granada y el Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia), sabe lo que es tener que "competir con toda la UE" por una beca.
Ha conocido también lo que es ganarla, ya que ahora disfrutará de una codiciada 'Ramón y Cajal' que le permitirá volver a España. Y, lo que es todavía más importante, ha logrado sobrevivir a situaciones más complicadas, sin nada fijo a lo que agarrarse. Son esas malas épocas que, antes o después, a todos llegan, y a las que los investigadores de nuestro país suelen estar acostumbrados en mayor o menor medida.
Cuando atiende la llamada por Skype de ELMUNDO.es desde la capital del país nórdico, el investigador acaba de firmar un contrato -gracias a una beca Ramón y Cajal- que le permitirá volver a Granada, a la misma universidad donde, por primera vez y con la carrera aún a medias, llamó a la puerta de un profesor para interesarse por un estudio sobre nutrición en Europa.
De ahí saldrían sus dos doctorados, ambos culminados en 2007. Antes de eso, sábados y domingos fueron consagrados a la fiebre del estudio, y las vacaciones se consumían entre una y otra tesis, con un pie en Granada y otro en Estocolmo, en la misma institución que concede los premios Nobel.
Volver a casa
"He tenido suerte, pero también he trabajado mucho", comenta Ruiz, convencido -y convincente- sobre la veracidad de ambos asertos. La suerte ha sido poder trabajar fuera, conocer cómo se investiga allá donde la ciencia es una costumbre y no una novedad. Pero también es una suerte poder volver a casa con garantías. Algo que, según reconoce, no pueden hacer muchos otros, "tan buenos o mejores que yo, mucho mejores".
A este experto en Nutrición no le faltará trabajo que hacer en España: en primer lugar, porque este ámbito de la medicina está cobrando una creciente importancia científica y social; pero, también, porque aquí queda mucho por hacer al respecto. "En cuanto al problema, somos los mejores", bromea el investigador. "Las tasas de obesidad en España están en cabeza de la Unión Europea, junto a Portugal e Italia", lamenta.
En este sentido, Jonatan Ruiz se muestra partidario de las recientes medidas impulsadas por el Gobierno y las autonomías para limitar la venta de bollería en los colegios. "Pero hace falta mucho más", dice. El motivo es algo que su investigación le ha enseñado y que parece tener muy claro: "Los hábitos, saludables o no, se adquieren en la adolescencia y suelen persistir durante el resto de la vida; es muy difícil modificarlos". La prevención a esas edades en las que el cuerpo termina de formarse es una de las claves para evitar la obesidad, para este experto.
Deporte y diversión
Ruiz insiste, en todo caso, en un punto que no suele tenerse en cuenta, pero que es fundamental para este investigador, cuya primera carrera no fue la Medicina, sino el Magisterio en Educación Física: "Lo más importante es que la actividad física sea divertida, que el niño disfrute, se lo pase bien". El deporte ha de ser una pasión, no una obligación. De igual modo, no considera que haya que apartar a los niños y jóvenes de la que parece ser una de sus mayores pasiones: los videojuegos.
Consolas y ordenadores no tienen tanta culpa como a veces se dice. Lo que se debe hacer, recuerda Ruiz, es propiciar que los jóvenes se ejerciten cuando están fuera de casa. Sin embargo, no ve mayor problema en que se diviertan también -la clave está en el 'también'- cómodamente sentados frente a una pantalla.
"Hay estudios que demuestran que uno puede pasar dos horas con los videojuegos o la televisión. Si ya ha realizado sus actividades físicas durante el día, no tiene ningún efecto negativo". Este experto recomienda una hora de ejercicio al día para niños y jóvenes. Después, una vez que se han sudado un par de recreos, el entretenimiento sedentario y digital puede ser hasta beneficioso: "Los videojuegos estimulan aspectos cognitivos que también son importantes; todo es bueno en su justa medida".
ENTREVISTA Jonatan Ruiz
Ha conocido también lo que es ganarla, ya que ahora disfrutará de una codiciada 'Ramón y Cajal' que le permitirá volver a España. Y, lo que es todavía más importante, ha logrado sobrevivir a situaciones más complicadas, sin nada fijo a lo que agarrarse. Son esas malas épocas que, antes o después, a todos llegan, y a las que los investigadores de nuestro país suelen estar acostumbrados en mayor o menor medida.
Cuando atiende la llamada por Skype de ELMUNDO.es desde la capital del país nórdico, el investigador acaba de firmar un contrato -gracias a una beca Ramón y Cajal- que le permitirá volver a Granada, a la misma universidad donde, por primera vez y con la carrera aún a medias, llamó a la puerta de un profesor para interesarse por un estudio sobre nutrición en Europa.
De ahí saldrían sus dos doctorados, ambos culminados en 2007. Antes de eso, sábados y domingos fueron consagrados a la fiebre del estudio, y las vacaciones se consumían entre una y otra tesis, con un pie en Granada y otro en Estocolmo, en la misma institución que concede los premios Nobel.
Volver a casa
"He tenido suerte, pero también he trabajado mucho", comenta Ruiz, convencido -y convincente- sobre la veracidad de ambos asertos. La suerte ha sido poder trabajar fuera, conocer cómo se investiga allá donde la ciencia es una costumbre y no una novedad. Pero también es una suerte poder volver a casa con garantías. Algo que, según reconoce, no pueden hacer muchos otros, "tan buenos o mejores que yo, mucho mejores".
A este experto en Nutrición no le faltará trabajo que hacer en España: en primer lugar, porque este ámbito de la medicina está cobrando una creciente importancia científica y social; pero, también, porque aquí queda mucho por hacer al respecto. "En cuanto al problema, somos los mejores", bromea el investigador. "Las tasas de obesidad en España están en cabeza de la Unión Europea, junto a Portugal e Italia", lamenta.
En este sentido, Jonatan Ruiz se muestra partidario de las recientes medidas impulsadas por el Gobierno y las autonomías para limitar la venta de bollería en los colegios. "Pero hace falta mucho más", dice. El motivo es algo que su investigación le ha enseñado y que parece tener muy claro: "Los hábitos, saludables o no, se adquieren en la adolescencia y suelen persistir durante el resto de la vida; es muy difícil modificarlos". La prevención a esas edades en las que el cuerpo termina de formarse es una de las claves para evitar la obesidad, para este experto.
Deporte y diversión
Ruiz insiste, en todo caso, en un punto que no suele tenerse en cuenta, pero que es fundamental para este investigador, cuya primera carrera no fue la Medicina, sino el Magisterio en Educación Física: "Lo más importante es que la actividad física sea divertida, que el niño disfrute, se lo pase bien". El deporte ha de ser una pasión, no una obligación. De igual modo, no considera que haya que apartar a los niños y jóvenes de la que parece ser una de sus mayores pasiones: los videojuegos.
Consolas y ordenadores no tienen tanta culpa como a veces se dice. Lo que se debe hacer, recuerda Ruiz, es propiciar que los jóvenes se ejerciten cuando están fuera de casa. Sin embargo, no ve mayor problema en que se diviertan también -la clave está en el 'también'- cómodamente sentados frente a una pantalla.
"Hay estudios que demuestran que uno puede pasar dos horas con los videojuegos o la televisión. Si ya ha realizado sus actividades físicas durante el día, no tiene ningún efecto negativo". Este experto recomienda una hora de ejercicio al día para niños y jóvenes. Después, una vez que se han sudado un par de recreos, el entretenimiento sedentario y digital puede ser hasta beneficioso: "Los videojuegos estimulan aspectos cognitivos que también son importantes; todo es bueno en su justa medida".
ENTREVISTA Jonatan Ruiz
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