jueves, 27 de enero de 2011

COMER "MAL" AUMENTA EL RIESGO DE DEPRESIÓN

Investigadores de las universidades de Navarra y Las Palmas de Gran Canaria han demostrado que la ingestión de grasas trans y saturadas aumenta el riesgo de sufrir depresión y que, por otro lado, el aceite de oliva protege contra esta enfermedad mental. Su trabajo se publica en la revista 'PLoS ONE'.

Los investigadores han confirmado estos resultados tras estudiar durante más de seis años a 12.059 voluntarios del Proyecto SUN, de los que se tenían datos de su dieta, estilo de vida y trastornos de salud, analizados al inicio del estudio, durante su transcurso y al final. De esta forma, los autores confirmaron que a pesar del hecho de que al inicio del estudio ninguno de los voluntarios sufría depresión, al final de éste existían 657 nuevos casos.

De todos estos casos de depresión, los participantes con un consumo elevado de grasas trans (las presentes en forma artificial en productos de bollería industrial y comida rápida y de forma natural en ciertos productos lácteos) "presentaban hasta un 48 por ciento más de riesgo de depresión cuando se les comparaba con los participantes que no consumían estas grasa", afirma Almudena Sánchez-Villegas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Además, el estudio demostró una relación entre dosis y respuesta, "mediante el que cuantas más grasas trans se consumían, mayor era el efecto perjudicial que producían en los voluntarios", señalan los autores.

Además, el equipo dirigido por Miguel Ángel Martínez-González, de la Universidad de Navarra, también analizó la influencia de las grasas poliinsaturadas (abundantes en los aceites de pescado y vegetales) y del aceite de oliva sobre la depresión. "De hecho, descubrimos que este tipo de grasas más sanas, junto con el aceite de oliva, están asociadas con un menor riesgo de sufrir depresión", aclara Martínez-González.

Los resultados del estudio corroboran la hipótesis de una mayor incidencia de la enfermedad en países del norte de Europa en comparación con los países del sur, donde prevalecen los patrones de dieta mediterránea. No obstante, los expertos indican que la incidencia de la enfermedad ha aumentado en los años recientes y que en la actualidad existen 150 millones de personas afectadas en todo el mundo.

La investigación se ha realizado en una población con un bajo consumo de grasas trans, dado que suponía sólo un 0,4 por ciento del total de energía que consumían los voluntarios. "A pesar de ello, observamos un aumento en el riesgo de sufrir depresión de casi un 50 por ciento", concluye Miguel Ángel Martínez.

Por último, el análisis sugiere que tanto la depresión como la enfermedad cardiovascular se ven influidas de forma similar por la dieta y que podrían compartir mecanismos similares en su origen. Esta hipótesis es además sugerida por numerosos estudios que indican el efecto dañino de las grasas trans y saturadas sobre el riesgo de enfermedad cardiovascular.
MADRID, 27 (EUROPA PRESS)

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