Gol a la selección chilena durante el Mundial 2010. | Dylan Martínez
El máximo responsable médico de la FIFA alerta de ese problema.
Durante el pasado Mundial de Fútbol de Sudáfrica, un 60% de los jugadores tomó al menos un fármaco contra el dolor y al menos un 40% de ellos consumió un analgésico antes de cada partido. Así lo recoge un estudio que alerta del 'abuso' de esta medicación en el fútbol de élite.
El trabajo, publicado en la revista 'British Journal of Sport Medicine', lleva la firma de Jiri Dvorak, máximo responsable de los servicios médicos de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA), que ha alertado de las consecuencias a largo plazo que este hábito puede suponer para la salud de los futbolistas.
Sus resultados se basan en las entrevistas realizadas a los propios responsables médicos de cada una de las selecciones nacionales que participaron en el Mundial de Sudáfrica 2010.
Según estos datos, el 71,7% de los futbolistas tomó alguna medicación mientras duró el campeonato; y el 60,3% de ellos ingirió al menos un analgésico (444 de 736 futbolistas) en el torneo y un 40% confesó recurrir a las pastillas contra el dolor antes de los encuentros. Estos compuestos contra el dolor, se tomaron más durante los partidos clave (desde cuartos hasta la final) que en las rondas de clasificación.
Y por regiones, recoge el estudio, fueron las selecciones del continente americano (sur y norte) las más 'enganchadas' a los analgésicos.
Coincidiendo con el inicio de la Eurocopa (que en las próximas semanas se celebra en Ucrania y Polonia), Dvorak alerta de un aumento del uso de analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos en el fútbol profesional y, en declaraciones a la cadena BBC, no duda en emplear la palabra 'abuso' para calificar la actual situación.
"Desafortunadamente hay una tendencia a aumentar el uso de medicación. Es algo que debemos tomarnos en serio y preguntarnos qué hay detrás", ha declarado Dvorak, autor de la investigación junto a Philippe Matthias Tscholl, de la clínica Schulthess en Zurich (Suiza).
Y ese 'qué hay detrás' es, a su juicio, la presión de los propios equipos para que los jugadores se incorporen cuanto antes tras una lesión. "Hemos visto incluso que algunos futbolistas toman analgésicos antes de los partidos de manera preventiva, para ser insensibles al dolor", alerta por su parte Hans Geyer, director de la Agencia Mundial Antidopaje.
El problema es que ese consumo incesante de fármacos puede causar lesiones irreversibles en el organismo, en hígado y riñón, fundamentalmente. Pero también problemas cardiovasculares.
ELMUNDO.es
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