DEBATE Pruebas actuales
¿Su hijo/a acaba de iniciarse en el consumo de huevo y tras tomar un poco le ha dado una reacción cutánea, le pica la garganta o le duele el estómago? Si su respuesta es afirmativa, seguramente acuda a su pediatra y sea él quien le recomiende la visita a un alergólogo para que determine una posible alergia a este alimento.
¿Su hijo/a acaba de iniciarse en el consumo de huevo y tras tomar un poco le ha dado una reacción cutánea, le pica la garganta o le duele el estómago? Si su respuesta es afirmativa, seguramente acuda a su pediatra y sea él quien le recomiende la visita a un alergólogo para que determine una posible alergia a este alimento.
Una guía, realizada por expertos de EEUU y publicada en el último 'Pediatrics' , aconseja ahora cómo debe realizarse el diagnóstico.
Los análisis de sangre y las pruebas de punción cutánea (una de las armas más antiguas del arsenal del alergólogo que consiste en colocar extractos de líquidos de alérgenos en el antebrazo del paciente y luego realizar punciones en la piel para comprobar si se produce alguna reacción) se han popularizado en los últimos años como los test que pueden conducir a un correcto diagnóstico de una alergia. Pese a ello, especialistas de EEUU insisten en la escasa utilidad de estas pruebas en ausencia de una historia clínica compatible con una reacción alergica.
Estas pruebas, según Robert Wood, del Hospital de Niños Johns Hopkins en Baltimore y Scott Sicherer, del Hospital Mount Sinai de Nueva York (ambos en EEUU), no pueden utilizarse como "los test de oro del diagnóstico de alergia y nunca, además, se deben practicar en pacientes asintomáticos. Nuestro trabajo no es un estudio, sino un documento de asesoramiento clínico a los pediatras. El punto principal es que las pruebas sanguíneas y cutáneas deben usarse con cuidado, en su contexto, y no como herramientas independientes para el dictamen final".
Para ambos expertos si se sospecha de una alergia alimentaria, "el estándar de oro diagnóstico continúa siendo la provocación". Consiste en consumir pequeñas dosis del alérgeno sospechoso bajo supervisión del alergólogo.
Para ambos expertos si se sospecha de una alergia alimentaria, "el estándar de oro diagnóstico continúa siendo la provocación". Consiste en consumir pequeñas dosis del alérgeno sospechoso bajo supervisión del alergólogo.
Opiniones como ésta forman parte del nuevo documento para el diagnóstico de alergias que determina, además, quiénes deberían someterse a los test y quiénes no.
Para Mónica Rodríguez, de la Unidad de alergias del Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid, el mensaje de los expertos de EEUU es claro. "Las pruebas de alergia son útiles en el diagnóstico siempre y cuando se acompañen de una historia clínica compatible".
Esta experta insiste, no obstante, en que pese a que "defiendo la prueba de la provocación como la más adecuada, ésta puede resultar peligrosa en determinados casos, de ahí que sea necesario llevarla acabo sólo cuando esté indicada, bajo las condiciones adecuadas, con una supervisión médica y en un servicio con el personal y la dotación adecuados, para poder actuar en caso de anafilaxia (reacción alérgica fuerte)".
El verdadero significado de una alergia
El informe destaca que "una prueba cutánea positiva o un resultado positivo en la analítica indican únicamente sensibilización, pero no una verdadera alergia". Y los autores ponen como ejemplo que estudios anteriores han encontrado que un 8% de los niños da positivo en los test sanguíneos o en las punciones de piel a los cacahuetes, pero sólo el 1% de ellos tiene síntomas clínicos.
"Una gran variedad de factores desencadenantes pueden ser la causa de las enfermedades alérgicas que se desarrollan en la edad pediátrica entre las que se incluyen el asma, la rinitis alérgica, la dermatitis atópica, la alergia a los alimentos y la anafilaxia", aclara el documento.
Las pruebas comunes de alérgenos específicos de inmunoglobina E (IgE, un tipo de anticuerpo presente sólo en mamíferos que está implicado en las alergias) se llevan a cabo mediante analíticas sanguíneas o inoculaciones en la piel y, "son excelentes para la identificación de un estado de sensibilización a un alérgeno específico, pero un resultado positivo no siempre equivale a una alergia clínica", agregan.
Los científicos determinan también que la decisión de "tratar a un niño debe basarse en la historia clínica y en una correcta interpretación del resultado de las pruebas de alergia. En un paciente con historia de reacción y un resultado positivo en los test, cuantos más niveles de anticuerpos presenten, más probabilidad existe de alergia clínica".
Robert Wood y Scott Sicherer destacan que la falta de diagnóstico de esta patología puede ser peligroso e, incluso mortal, pero un diagnóstico incorrecto puede resultar igualmente negativo.
Porque tal y como explica la doctora Rodríguez, "conlleva implíctito alteraciones en la calidad de vida de los pacientes y sus familiares derivados de dietas restrictivas, ansiedad ante la posibilidad de reacciones por contactos inadvertidos, con tomar o tocar mínimas cantidades del alimento".
Cuándo y a quién hacer las pruebas
El informe determina, además, que los test cutáneos y de sangre pueden y deben ser "utilizados para confirmar si existe una alergia después de observar las reacciones sospechosas. Por ejemplo, los niños con asma moderada o grave deben someterse a pruebas que determinen si hay sensibilización a alérgenos ambientales con lo que se tiene contacto de forma habitual en casa: polen, moho, polvo, animales...".
Se debe vigilar el curso de las "alergias alimentarias establecidas a través de pruebas periódicas. La evolución a largo plazo de los niveles de anticuerpos pueden ayudar a determinar si una persona sigue siendo alérgica o, por el contrario, si está superando la patología".
Es importante también descartar la "existencia de una alergia al veneno de insectos tras una picadura que causa reacciones potencialmente mortales como dificultad para respirar, mareos y urticaria".
En el caso de que un paciente haya presentado reacción a la administración de una vacuna "se aconseja realizar las pruebas cutáneas de vacunas", detalla el informe.
...Y cuándo no
No se deben practicar las "pruebas como forma de chequeo general para detectar alergias en niños asintomáticos. Tampoco en los menores sin historia de reacciones a alimentos específicos. En este caso, no agregan valor para el diagnóstico".
Y recuerdan que para las alergias a los medicamentos, en general, los "análisis de sangre y las pruebas cutáneas no detectan los anticuerpos específicos".
Como último consejo recomiendan a los padres que si tienen la sospecha de una reacción alérgica: "Llevar al niño a un alergólogo que determinará qué pruebas son necesarias y si existe o no necesidad de sometele a una prueba de provocación para llegar al diagnóstico definitivo".
Patricia Matey Madrid
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