Alpinismo solidario
Superaron un cáncer y ahora recorren el mundo superando grandes cimas con fines solidarios.
Hay muchas metas, excusas, objetivos o promesas que implican al hombre en la búsqueda de la cima de unas montañas. Para José Francisco García, fundador junto a su hermana y otras seis personas de la Asociación Española de Alpinistas con Cáncer, es la solidaridad. Una solidaridad que les llevará, junto a quien quiera acompañarles, este domingo a la cima del Peñalara, la montaña más alta de la Sierra de Guadarrama con 2.428 metros y este verano al Pico Poveda de Kirguistán que se eleva hasta los 7.439. Lo hacen para recaudar fondos para un aula de estudios en el hospital infantil de Bishkek (Kirguistán).
Para José eso es lo mejor del alpinismo, 'lo peor es cuando hay mucho dinero por en medio que todo se desvirtúa'. De hecho, no resulta un deporte caro para principiantes. El material básico lo componen unas botas, ropa adecuada a la estación del año, agua, comida, GPS y un mapa que 'ya casi nadie lo lleva' se quejaba el montañero. A partir de ahí se trata de hacer ascensiones acordes al estado físico del alpinista. 'Es a raíz de subir y subir donde se coge forma', revelaba en pleno aunque relajado ascenso.
No hay edades, ni sexos aunque José confesaba que 'las mujeres suelen aguantar mejor el sufrimiento'. Porque esa es la principal característica que define a este deporte. 'Si sabes sufrir, ya sabes alcanzar muchas cosas', decía José más como reflexión vital que como mera descripción mientras ascendía. José y su hermana Eva superaron ambos un cáncer. José, de riñón, Eva, de mama. 'La superación y lucha del alpinismo nos ha favorecido', decía José sonriendo y deslizando poco después que 'pase lo que pase hay que tirar para delante'.
Porque, en el alpinismo, como en la vida, sólo existe un fracaso: 'No es un fracaso no alcanzar la cima, el fracaso está en no volver al campo base', comentaba poco antes de iniciar el descenso. Un descenso que es lo más peligroso del alpinismo porque la ambición de la cima suele nublar la razón y el guardarse fuerzas para volver. 'El 90% de los accidentes suelen ser en la bajada', mantenía José. Alcanzar de nuevo el punto de partida está en los momentos 'top' de este deporte para José porque, según reflexionaba, 'las montañas, siempre van a estar ahí'.
Luis Núñez- Villaveirán Puerto de Cotos (Segovia)
Superaron un cáncer y ahora recorren el mundo superando grandes cimas con fines solidarios.
Hay muchas metas, excusas, objetivos o promesas que implican al hombre en la búsqueda de la cima de unas montañas. Para José Francisco García, fundador junto a su hermana y otras seis personas de la Asociación Española de Alpinistas con Cáncer, es la solidaridad. Una solidaridad que les llevará, junto a quien quiera acompañarles, este domingo a la cima del Peñalara, la montaña más alta de la Sierra de Guadarrama con 2.428 metros y este verano al Pico Poveda de Kirguistán que se eleva hasta los 7.439. Lo hacen para recaudar fondos para un aula de estudios en el hospital infantil de Bishkek (Kirguistán).
Para José eso es lo mejor del alpinismo, 'lo peor es cuando hay mucho dinero por en medio que todo se desvirtúa'. De hecho, no resulta un deporte caro para principiantes. El material básico lo componen unas botas, ropa adecuada a la estación del año, agua, comida, GPS y un mapa que 'ya casi nadie lo lleva' se quejaba el montañero. A partir de ahí se trata de hacer ascensiones acordes al estado físico del alpinista. 'Es a raíz de subir y subir donde se coge forma', revelaba en pleno aunque relajado ascenso.
No hay edades, ni sexos aunque José confesaba que 'las mujeres suelen aguantar mejor el sufrimiento'. Porque esa es la principal característica que define a este deporte. 'Si sabes sufrir, ya sabes alcanzar muchas cosas', decía José más como reflexión vital que como mera descripción mientras ascendía. José y su hermana Eva superaron ambos un cáncer. José, de riñón, Eva, de mama. 'La superación y lucha del alpinismo nos ha favorecido', decía José sonriendo y deslizando poco después que 'pase lo que pase hay que tirar para delante'.
Porque, en el alpinismo, como en la vida, sólo existe un fracaso: 'No es un fracaso no alcanzar la cima, el fracaso está en no volver al campo base', comentaba poco antes de iniciar el descenso. Un descenso que es lo más peligroso del alpinismo porque la ambición de la cima suele nublar la razón y el guardarse fuerzas para volver. 'El 90% de los accidentes suelen ser en la bajada', mantenía José. Alcanzar de nuevo el punto de partida está en los momentos 'top' de este deporte para José porque, según reflexionaba, 'las montañas, siempre van a estar ahí'.
Luis Núñez- Villaveirán Puerto de Cotos (Segovia)
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