INICIATIVA Prevención
Los problemas de corazón son la primera causa de muerte en Europa.
La Red Europea del Corazón reclama políticas firmes de prevención
El control de la calidad nutricional de los productos es clave.
Los problemas de corazón son la primera causa de muerte en Europa.
La Red Europea del Corazón reclama políticas firmes de prevención
El control de la calidad nutricional de los productos es clave.
Es el momento de pasar a la acción y plantarle cara a las enfermedades cardiovasculares. Ese es el mensaje que acaba de lanzar la Red Europea del Corazón (EHN en sus siglas en inglés), una alianza formada por fundaciones de cardiología de todo el continente, ante la amenaza de unas cifras cada vez más preocupantes.
"Como con el tabaco, es necesaria una intervención robusta por parte de los Gobiernos europeos para hacer frente al problema", ha señalado Mike Rayner, al frente del grupo de nutrición de la EHN, durante la presentación del último informe elaborado por el organismo.
El trabajo, que lleva por título 'Dieta, Actividad Física y Prevención de las Enfermedades Cardiovasculares en Europa' se ha remitido a Paola Testori Coggi, Directora General de Salud y Consumo de la Comisión Europea, y pone de manifiesto una realidad inquietante a la que, en demasiadas ocasiones, se le ha dado la espalda.
Según sus datos, cada día, mueren unos 12.000 europeos a causa de infartos, accidentes cerebrovasculares y otras patologías vasculares. Los problemas de corazón, subraya el organismo, están detrás de un ingente número de fallecimientos prematuros, pero además, también provocan un considerable porcentaje de discapacidades crónicas. No es su único impacto. De las arcas públicas europeas salen cada año 192 miles de millones de euros para tratar complicaciones a causa de un problema cardiovascular.
Un problema creciente
¿Cuáles son las causas de este panorama? "La mayoría de los países no cumplen las recomendaciones de consumo de sal y grasa saturada", señalan los cardiólogos en informe. Además, aunque en menor medida que hace unos años, las grasas 'trans' siguen campando a sus anchas en la alimentación y la ingesta de productos azucarados sigue siendo altísima. Las frutas y verduras escasean en los menús diarios y, según las últimas estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, al menos dos tercios de la población adulta de la UE "no practica una actividad física suficiente para mantener una salud óptima".
Ante esta tendencia al sedentarismo y las dietas poco equilibradas que, lejos de revertirse, ha crecido de forma exponencial en los últimos años, los especialistas reclaman una acción inmediata. "Sabemos que la respuesta a estos problemas debe provenir predominantemente de cambios en el entorno", señalan. En ese sentido, continúan, es fundamental establecer un control de las opciones alimentarias disponibles y otros factores que influyen en lo que come la gente y en sus niveles de actividad física.
Por tanto, la EHN ha elaborado una serie de recomendaciones dirigidas principalmente a las autoridades públicas, pero que también quiere llegar a la industria, los profesionales de la salud y las fundaciones del corazón. Las políticas de autorregulación han fallado, aseguran los cardiólogos, y ahora es el momento de tomar las riendas de la prevención a través de medidas como:
Reformulación de los productos alimentarios para reducir la cantidad de sal, grasas saturadas, azúcares, además del tamaño de las porciones
Establecer una legislación para eliminar las grasas 'trans' producidas industrialmente
Elaborar un etiquetado claro sobre la calidad nutricional de los alimentos y prohibir de forma taxativa las alegaciones de salud que no tengan relevancia pública
Controlar la publicidad de productos poco saludables dirigidos a los niños
Favorecer y facilitar las dietas equilibradas y la vida activa en colegios, guarderías y lugares de trabajo
Promover la lactancia materna y restringir la venta de sustitutos inapropiados
Establecer estrategias económicas para que la comida sana sea más asequible. Del mismo modo, encarecer los productos menos saludables.
Obligar a las cadenas de restaurantes a aportar la información adecuada para que los clientes puedan elegir opciones saludables.
"Como con el tabaco, es necesaria una intervención robusta por parte de los Gobiernos europeos para hacer frente al problema", ha señalado Mike Rayner, al frente del grupo de nutrición de la EHN, durante la presentación del último informe elaborado por el organismo.
El trabajo, que lleva por título 'Dieta, Actividad Física y Prevención de las Enfermedades Cardiovasculares en Europa' se ha remitido a Paola Testori Coggi, Directora General de Salud y Consumo de la Comisión Europea, y pone de manifiesto una realidad inquietante a la que, en demasiadas ocasiones, se le ha dado la espalda.
Según sus datos, cada día, mueren unos 12.000 europeos a causa de infartos, accidentes cerebrovasculares y otras patologías vasculares. Los problemas de corazón, subraya el organismo, están detrás de un ingente número de fallecimientos prematuros, pero además, también provocan un considerable porcentaje de discapacidades crónicas. No es su único impacto. De las arcas públicas europeas salen cada año 192 miles de millones de euros para tratar complicaciones a causa de un problema cardiovascular.
Un problema creciente
¿Cuáles son las causas de este panorama? "La mayoría de los países no cumplen las recomendaciones de consumo de sal y grasa saturada", señalan los cardiólogos en informe. Además, aunque en menor medida que hace unos años, las grasas 'trans' siguen campando a sus anchas en la alimentación y la ingesta de productos azucarados sigue siendo altísima. Las frutas y verduras escasean en los menús diarios y, según las últimas estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, al menos dos tercios de la población adulta de la UE "no practica una actividad física suficiente para mantener una salud óptima".
Ante esta tendencia al sedentarismo y las dietas poco equilibradas que, lejos de revertirse, ha crecido de forma exponencial en los últimos años, los especialistas reclaman una acción inmediata. "Sabemos que la respuesta a estos problemas debe provenir predominantemente de cambios en el entorno", señalan. En ese sentido, continúan, es fundamental establecer un control de las opciones alimentarias disponibles y otros factores que influyen en lo que come la gente y en sus niveles de actividad física.
Por tanto, la EHN ha elaborado una serie de recomendaciones dirigidas principalmente a las autoridades públicas, pero que también quiere llegar a la industria, los profesionales de la salud y las fundaciones del corazón. Las políticas de autorregulación han fallado, aseguran los cardiólogos, y ahora es el momento de tomar las riendas de la prevención a través de medidas como:
Reformulación de los productos alimentarios para reducir la cantidad de sal, grasas saturadas, azúcares, además del tamaño de las porciones
Establecer una legislación para eliminar las grasas 'trans' producidas industrialmente
Elaborar un etiquetado claro sobre la calidad nutricional de los alimentos y prohibir de forma taxativa las alegaciones de salud que no tengan relevancia pública
Controlar la publicidad de productos poco saludables dirigidos a los niños
Favorecer y facilitar las dietas equilibradas y la vida activa en colegios, guarderías y lugares de trabajo
Promover la lactancia materna y restringir la venta de sustitutos inapropiados
Establecer estrategias económicas para que la comida sana sea más asequible. Del mismo modo, encarecer los productos menos saludables.
Obligar a las cadenas de restaurantes a aportar la información adecuada para que los clientes puedan elegir opciones saludables.
Cristina G. Lucio Madrid
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