A partir de los 20 años es importante que nos realicemos chequeos y análisis periódicos para verificar que nuestros niveles de colesterol son los adecuados y que no existe ningún riesgo.
El colesterol es un tipo de grasa presente en todas las células del cuerpo, cuya función es necesaria para el óptimo funcionamiento del organismo. Si bien es el hígado el que segrega la mayor parte, también suele absorberse de algunos alimentos que lo contienen.
Entre sus principales funciones está la intervención en la formación de ácidos biliares, responsables de la digestión de las grasas; y también es el encargado de formar determinadas hormonas sexuales y tiroideas.
No obstante, pese a que muchos órganos lo requieren, podría convertirse en un asesino potencial cuando no se controla de forma adecuada.
El gran problema que existe es que muchas personas en este mismo momento están ignorando que lo tienen en cantidades elevadas ya que, como ocurre con otras patologías, al principio es muy difícil sospechar, por la falta de síntomas.
Como consecuencia, se pueden producir graves problemas a nivel hepático, pero sobre todo en aquello relacionado con el sistema cardiovascular.
Por ejemplo, hay un alto riesgo de desarrollar aterosclerosis, la cual consiste en la acumulación de este y otros lípidos en las paredes arteriales, lo cual impide la buena circulación.
Debido a los peligros que acarrea y a la dificultad para diagnosticarlo de forma oportuna, es primordial conocer una serie de síntomas que podrían ayudar a encender las alertas.
Síntomas de colesterol alto
Colesterol-malo
Todas las personas a partir de los 20 años deben empezar a realizarse chequeos médicos que incluyan un análisis de sangre para determinar si los niveles de colesterol están bien.
Es importante hacerlo, ya que las señales de alerta de niveles altos suelen tardar mucho tiempo en pronunciarse e impiden lograr un control más oportuno.
Hasta el momento no existe ningún síntoma contundente que, sin análisis de sangre, ayude a identificar que se padece de esta condición; sin embargo, los expertos han relacionado la recurrencia de ciertos síntomas con el riesgo de estarla desarrollando:
Cierta sensación de pesadez y dolor en la zona hepática y vesicular.
Boca pastosa y seca, acompañada de una incómoda halitosis.
Pesadez en el estómago y dificultades para llevar a cabo los procesos digestivos, en especial tras ingerir alimentos con altos contenidos de grasa.
Eructos, gases e indigestión después de comer.
Dificultades en el ritmo intestinal con tendencia al estreñimiento.
Ganas de dormir tras ingerir las comidas principales.
Nuevas intolerancias alimentarias.
Urticaria o prurito en la piel.
Dolor de cabeza o migraña.
Pérdida del equilibrio y mareos.
Inflamación y sensación de entumecimiento de las extremidades.
Dificultades en la visión.
Agitación al moverse o hacer actividades físicas.
Toda esta sintomatología suele confundirse con trastornos de salud más comunes que pueden desaparecer de forma espontánea.
Sin embargo, al no comprobar si se trata de problemas de colesterol, muchas veces la afección avanza a grados más graves provocando daños muy difíciles o imposibles de reparar.
La buena noticia es que todo esto se puede evitar con un sencillo examen de sangre regular y la incorporación de algunos hábitos saludables que ayudan a estabilizarlo de forma natural, a la vez que impulsan la función hepática.
Cómo controlar el colesterol en casa
Frutas
Aunque en muchos casos es necesario el consumo de fármacos para reducir los niveles de hipercolesterolemia, está comprobado que no todas las personas tienen que recurrir a ellos para lograr equilibrarlo.
Independientemente de si se toman medicamentos o no, lo mejor es evitar el consumo de comidas ricas en grasas y calorías como es el caso de:
Carnes embutidas.
Carnes rojas.
Fiambres.
Comida rápida.
Productos de confitería.
Alimentos procesados.
Crema de leche.
Manteca y mayonesa.
Yema de huevo.
En lugar de las mencionadas, es esencial basar la dieta en ingredientes con alto valor nutricional como:
Frutas frescas.
Verduras.
Legumbres.
Cereales integrales.
Lácteos descremados.
Aceite de oliva.
Carnes magras.
Pescado azul.
Semillas de chía o de lino.
Así mismo, se requiere una modificación en los métodos de cocción. Se deben evitar los fritos y optar por hornear sin aceite, hervir y hacer comidas a la parrilla.
Sabiendo cuán peligroso puede ser el hecho de padecer colesterol alto, es fundamental mejorar los hábitos y hacer todo lo posible para mantenerlo bajo control.
Aunque al principio parece que no influye para nada en la salud, con el paso de los días el peligro va incrementando y se van produciendo alteraciones en el cuerpo que más adelante se traducen en patologías graves. ¡Cuidado!
https://mejorconsalud.com/cuales-son-los-sintomas-que-advierten-el-colesterol-alto/
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