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domingo, 11 de febrero de 2018

¿POR QUÉ LA INNOVACIÓN EDUCATIVA NO CONSIGUE, DE MOMENTO, TRANSFORMAR LA EDUCACIÓN?



El profesorado que hace innovación educativa ha vencido la terrible losa de las leyes educativas, donde el esfuerzo en hacer innovación no tiene prácticamente repercusión en la mejora profesional.
Al profesorado que hace innovación educativa no le ha importado la pérdida de tiempo libre y dinero propio invertidos en el desarrollo de la experiencia.
La inmensa mayoría de las experiencias educativas tienen resultados positivos sobre el aprendizaje.
Prácticamente todas las universidades y la mayoría de los centros educativos tienen programas para potenciar que su profesorado haga innovación educativa.
El número de profesores y profesoras que comienzan a aplicar innovaciones en sus asignaturas está creciendo exponencialmente.
No hay prácticamente una semana en la que no haya un curso, seminario o congreso sobre innovación educativa en algún centro educativo. Ni un solo día en que no se cree información divulgativa en las redes sociales.
Las revistas científicas han pasado de considerar las experiencias de innovación educativa como simples entretenimientos a trabajos científicos publicables.
Si todo esto es cierto ¿por qué no se ha transformado la educación?
Desde luego no es por falta de profesorado que haga innovación, no es por falta de apoyo local y tampoco lo es por las equivocadas leyes que no reconocen la innovación educativa. Tampoco lo es por el gran esfuerzo que invierte el profesorado, ni por que haya malos resultados ni, desde luego, por los escasos recursos de apoyo que recibe el profesorado que innova. Hay que reconocer que todo lo citado son verdaderos frenos a la transformación de la educación y que deberían cambiar sobre todo las leyes y la escasez de recursos de apoyo. Sin embargo con lo que se ha conseguido hasta la fecha, se tendría que haber conseguido una pequeña transformación.
La razón para que no haya transformación es la prácticamente nula utilización de las experiencias realizadas por otro profesorado (la transferibilidad).
Las experiencias de innovación educativa se comparten, sí, pero mal. No basta con publicar en internet los resultados. Debemos ser capaces de compartir unos indicadores comunes que nos permitan valorar, clasificar y organizar las experiencias de innovación educativa. También debemos ser capaces de estructurar la descripción de las experiencias de tal forma que destaquen los aspectos comunes que nos unen a todo el profesorado (normalmente se suelen destacar los pormenores de la asignatura particular donde se aplica la innovación).
Cuando consigamos estructurar, clasificar y organizar las experiencias de innovación educativa con una visión compartida globalmente, entonces conseguiremos un mayor impacto en la transformación de la educación.
 https://innovacioneducativa.wordpress.com/2018/02/05/por-que-la-innovacion-educativa-no-consigue-de-momento-transformar-la-educacion/

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