Claudio Naranjo Cohen nació en Valparaíso (Chile) el 24 de Noviembre de 1932.
Realizó estudios de Medicina y Psiquiatría en Chile, y Psicología en Harvard.
Fue investigador del Instituto de Evaluación e investigación de la Personalidad
de la Universidad de Berkeley y adjunto a Raymond Cattel en el Instituto de
Análisis de la Personalidad.
El Dr. Naranjo es presidente honorario
de tres Institutos Gestalt, miembro del Instituto de Investigaciones Culturales
de Londres y de la Asociación Club de Roma en los Estados Unidos. Se le considera
uno de los pioneros del movimiento para el potencial humano y un maestro
integrador de los conocimientos provenientes de la sabiduría tradicional y el
conocimiento científico acerca del ser humano.
Naranjo Cohen quien
sostiene que “La educación hoy es un fraude,
instruye pero no educa” ha otorgado una
entrevista al portal NOVEDADES DEL SUR y nosotros
la compartimos con fines educativos – pastorale.
Los trastornos de la atención son una respuesta sana a
una educación insana
Claudio Naranjo: No se educa para la
sabiduría ni para la comprensión, se educa para pasar pruebas, para pasar test.
Esa es la terrible pérdida de vida y de tiempo y el robo que le hacen a la
gente en sus vidas. No se ve el aspecto perverso de una educación que quiere
servir al sistema económico, al sistema de los negocios. Yo tuve la suerte de
pasar por la escuela de medicina sin pagar nunca un peso.
El hecho de que hoy no se valore la
educación como se valoraba antes se refleja no solo en que se use como objeto
comercial sino que ni siquiera se puede importar libros al país sin esa
exención que tenían los libros cuando yo era joven. Es una vergüenza que Chile
haya roto con esa tradición de no pagar impuestos a los libros. Hubo un
terremoto en la cultura chilena antigua y no se ha recuperado de ese terremoto.
Chile no se ha recuperado del apagón intelectual, el apagón intelectual sigue.
Cómo te imaginarías ese cambio en la educación si uno
pudiera aplicarlo ahora, así como un sueño, esa malla curricular ideal.
Empezaría por citar lo que ha
dictaminado la Unesco, que muy sabiamente ha dicho: educar debe ser para hacer,
aprender a aprender, aprender a convivir y aprender a hacer. Si hiciéramos eso
estaríamos muy bien. Hay muchas escuelas que dicen que lo están haciendo, pero
confunden ridículamente la retórica con la realidad. En España por ejemplo, que
es donde yo paso más tiempo, se está hablando en los últimos 10 años de la
importancia de la educación emocional. Aprender a convivir es aprender a
gestionar las emociones, a tener cultura emocional y crecimiento emocional y un
desarrollo de los distintos matices en la vida amorosa, pero la palabra amor
sigue siendo un tabú en el mundo burocrático.
Todos aspiran al amor y está lleno de libros, de
revistas, de películas, de telenovelas, pero no entra en el mundo académico, en
el mundo del trabajo, es como que tenemos que estar divididos, como que uno ama
en la casa un ratito y el resto del tiempo no ama.
Personalmente creo haberlo aprendido a
través de muchos años de búsqueda y creo que lo que ha impedido que se haga
realidad es que los que saben algo de eso son los terapeutas, no los
educadores. Los educadores se han mantenido en la ignorancia de la vida
emocional porque hay una división competitiva entre las esferas del trabajo.
Los chamanes al mismo tiempo eran terapeutas y educadores y sacerdotes y esas
cosas eran una sola. Deberíamos volver a una educación de las tradiciones
espirituales que realmente saben hacer crecer a la gente, que se vuelvan a
encontrar en la educación lo emocional lo intelectual e incluso lo animal.
Hablaste de los cambios y estos cambios parece que no
van a venir nunca de los gobiernos o de la política sino que van a venir de la
gente. Pero la gente sale a protestar, quiere los cambios, pero a la vez es
como que no supieran dónde encontrarlos, no saben lo que desean.
Es que no saben dónde encontrar a la gente
que los sepa implementar. Pero si aparece alguien que los sepa implementar,
como yo que he formado mucha gente, se preguntan por qué este y no aquellos
otros. Si yo le dijera a un gobierno por qué no me encargan la transformación
de la educación –algo para lo que tengo credenciales- sería más difícil de lo
que le fue a Freud. Freud estuvo en un mundo menos burocratizado y sus ideas se
abrieron paso con el tiempo aunque eran todas intuiciones, eran intuiciones
clínicas, no estaban basadas en los estudios experimentales que se pide hoy,
con estudios experimentales se puede probar una cosa y la contraria como los
abogados que tienen la mitad de la biblioteca al servicio o en contra del
individuo que se trate.
Creo que hay poderes fácticos, intereses comerciales
demasiado fuertes detrás de todo como para que suceda algo como lo que dices…
La educación está como si hubiera sido
diseñada para quitar, para robarle la conciencia a la gente, para tenerlos tan
ocupados en cosas estúpidas que no hay posibilidades de desarrollo humano, de
desarrollo de la libertad, de la espontaneidad, de la creatividad, desarrollo
de cosas que son fundamentales para entenderse a sí mismo y para así cambiar.
Aquí a mí me obligaron a darle a mi hijo ritalín o si
no lo echaban del colegio y me dieron melerin cuando yo era niña por muchos
años.
Los educadores no reconocen que los
trastornos de la atención son una respuesta sana a una educación insana. La
educación es la patológica, patologizante, y los trastornos de la atención son
simplemente el resultado de que se les está queriendo dar arena de comer a los
niños y es normal que no quieran atender a esas banalidades.
Este contenido ha sido publicado
originalmente por Novedades del Sur (Argentina) en la siguiente
dirección: novedadesdelsur.com.ar
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