Los deportistas que son derrotados en la competición tienen el doble de probabilidades de lesionarse que aquellos que se alzan con la victoria, porque el efecto psicológico de ser vencidos les hace ser más vulnerables a sufrir problemas psicológicos, según un estudio desarrollado por la Unidad de Psicología del Deporte de la Universidad de Murcia (UMU).
El estudio establece una relación "clara" entre el estado psicológico del deportista y la posibilidad de sufrir una lesión. Ante esta situación, el trabajo del psicólogo especialista en el ámbito deportivo es "crucial" para reducir el riesgo de sufrir lesiones y aumentar el rendimiento del deportista, potenciando aspectos como la concentración, la motivación, la autoconfianza y el control de tensión.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores sometieron a estudio a 210 futbolistas semiprofesionales y profesionales de 14 equipos, con edades comprendidas entre 16 y 37 años, y con una media de edad de 24,59 años, según explica a Europa Press el director del estudio y profesor de Psicología del Deporte de la UMU, Francisco J. Ortín.
En una primera fase del estudio, los investigadores establecieron la relación entre los lesionados y el resultado que habían obtenido la semana anterior. Así, contabilizaron 252 lesiones y determinaron que 103 de ellas (el 40,87 por ciento del total) fueron sufridas por deportistas que habían sido derrotados en el partido disputado, mientras que 79 habían empatado (31,34 por ciento) y 70 habían ganado (27,77 por ciento).
En una segunda fase, compararon el número de lesiones en relación al resultado en el momento en el que se produjo la lesión. Contabilizaron un total de 103 lesiones, 29 de las cuales se produjeron en el instante en el que los futbolistas iban ganando (28,15 por ciento del total), 30 se provocaron en situación de empate (29,12 por ciento), y 44 en situación de derrota (42,71 por ciento).
Los investigadores no entraron a analizar con detalle los factores psicológicos subyacentes en los jugadores que habían sido derrotados, pero confirman que detrás de todas estas lesiones se encuentra "un bajo estado de ánimo, la frustración o el estrés, así como una mayor tolerancia al dolor y conductas de evitación o escape, es decir, de escaqueo".
Por lo tanto, dedujeron que los jugadores de los equipos que son derrotados o están en situación de derrota tienen más probabilidad de sufrir lesiones porque "tienen más necesidad de remontar y presentan conductas más exageradas y menos acertadas, ya que actúan con más desesperación".
Ortín, quien dirige la Unidad de Psicología del Deporte de la UMU y es responsable del Área de Actividad Física y Deportes del Colegio Oficial de Psicólogos de la Región de Murcia, asegura que una de las causas psicológicas principales que origina las lesiones es el estrés, que define como "un desequilibrio entre las demandas del entorno y los recursos que el sujeto tiene para afrontarlas".
Y es que cuando el deportista está estresado, tiene una sobreactivación muscular y es más probable que no preste atención a lo que es más importante. Como consecuencia, no se concentrará de manera adecuada y es probable que no vea un bache, dé un golpe al rival o ejecute un mal movimiento.
HERRAMIENTAS PARA PREVENIR LESIONES
En el fondo, Ortín remarca la importancia de la actitud psicológica previa por parte del deportista, porque le puede hacer estar predispuesto a la lesión. De hecho, el jugador puede saber media hora antes de saltar al campo que está "sobrepasado" y que la situación le supera.
No obstante, asegura que esta predisposición psicológica a la lesión se puede tratar con diversas herramientas, y el deportista debe de estar preparado para identificar y anticipar esas dificultades, poniéndose en manos de un profesional en psicología deportiva, un trabajo para el que se necesita una especialización que se obtiene mediante la realización de un máster.
Por ejemplo, el psicólogo del deporte puede trabajar la confianza del deportista, el control de las situaciones más tensas en competición, o que el jugador tenga una mejor comunicación con compañeros y con el entrenador, entre otras cosas.
Son aspectos, matiza Ortín, que hacen potenciar el rendimiento.
Para alcanzar un rendimiento óptimo, es necesario un funcionamiento psicológico adecuado, lo que se consigue con una motivación eficaz, una autoconfianza sólida, una atención bien utilizada, un control de las situaciones estresantes, y unos objetivos bien establecidos.
En este sentido, el psicólogo del deporte puede fomentar unas expectativas ajustadas, una buena relación entre los miembros de un equipo, una buena conexión entre los objetivos individuales y colectivos, y el entendimiento entre padres y madres con los deportistas más jóvenes.
Con el entrenador, por ejemplo, los psicólogos pueden trabajar los mensajes que lanza al equipo y los discursos, que pueden hacer que la plantilla tenga una mayor confianza y maneje mejor el estrés.
El director de la Unidad de Psicología del Deporte de la UMU remarca que se trata de un trabajo científico y no existen "recetas mágicas ni consejos de solución rápida, sino que es un trabajo sistemático, riguroso y estructurado". Es decir, el profesional "hace una evaluación de los aspectos psicológicos y después entrena los aspectos que se puedan potenciar".
ANIMADVERSIÓN DE LOS ENTRENADORES
Otro de los autores del estudio, el profesor de la Facultad de Psicología de la UMU e investigador del grupo de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de esta institución docente, Enrique Javier Garcés, remarca que el deportista tiene que estar "al cien por cien física, técnica, táctica y mentalmente".
Por ello, se pregunta "cómo se explica que todos los deportistas del mundo trabajen las facetas física, técnica y táctica, pero la psicología solo la entrenan en escasas ocasiones". Atribuye este hecho a la "ignorancia" de gran cantidad de los entrenadores, que no saben que este aspecto también hay que potenciarlo.
Además, Garcés cree que los entrenadores son a veces reacios a tener un psicólogo porque ven a estos profesionales como "una amenaza" y temen que les quite protagonismo.
De hecho, cree que la inserción de los psicólogos es menos difícil cuanto más complicado es el deporte técnicamente, porque el apartado técnico es muy difícil y el entrenador no tiene miedo a que se le suplante.
Por el contrario, cuanto más sencillo es el deporte, los entrenadores muestran "más miedo". Sin embargo, aclara, el psicólogo sabe que es un apéndice más del entrenador y que "no pueden ser rivales".
Paradógicamente, Ortín afirma que hay clubs en primera o segunda división que no tienen psicólogo, pero sí que disponen de estos profesionales en su estructura, trabajando con las bases, asesorando a padres y entrenadores. Es el caso, por ejemplo, del Elche, del Valencia, del Levante, del Barcelona, el Real Madrid, el Atlético de Madrid o el Athletic de Bilbao.
Al ser preguntados por el caso del Real Murcia, Ortín intuye que detrás de los malos resultados cosechados esta temporada se podría decir que hay factores psicológicos que no han sido convenientemente entrenados.
En Murcia, la Facultad de Psicología cuenta con cinco profesores con perfil específico de Deporte, lo que es "algo inédito" para un área tan pequeña. Estos cinco profesionales componen el grupo de investigación en Psicología del Deporte, que está consolidado, por lo que se puede decir que Murcia "es una de las comunidades que cuenta con un grupo de trabajo más estable".
15 Jun. (EUROPA PRESS)