El hecho de que una persona guste o no a otra puede afectar a cómo el cerebro procesa sus acciones, según una nueva investigación del Instituto del Cerebro y la Creatividad de la Universidad del Sur de California (USC), publicada en 'PLoS ONE'.
La mayoría de las veces, observar el movimiento de alguien provoca un 'efecto espejo', es decir, las partes del cerebro responsables de las habilidades motoras se activan. Sin embargo, el nuevo estudio muestra que si al ser humano no le gusta la persona que está observando, la actividad cerebral relacionada con las acciones motoras conducirá a un 'tratamiento diferencial' y, por ejemplo, puede parecer que esa persona se mueve más lentamente.
"La investigación se pregunta si los factores sociales influyen en la percepción de acciones simples", explica Lisa Aziz-Zadeh, profesora en USC, quien añade que "los resultados indican que un sentido abstracto de pertenencia al grupo, y no sólo las diferencias en la apariencia física, puede afectar al procesamiento sensorio-motor básico".
Investigaciones anteriores ya habían demostrado que la similitud física o de raza puede influir en los procesos cerebrales, y que se tiene más empatía por las personas que se parecen.
En este estudio, los investigadores controlaron la raza, la edad y el sexo pero introdujeron una historia de fondo para que los participantes se inclinaran a rechazar algunas de las personas que estaban observando.
Así, la mitad fueron presentados como los neo-nazis y la otra mitad como personas agradables y de mente abierta. Todos los participantes reclutados para el estudio eran hombres judíos.
Los investigadores descubrieron que cuando las personas observaban a alguien que no les gustaba, una parte de su cerebro que se activa durante el 'efecto espejo' - la corteza premotora ventral derecha - mostró un patrón de actividad diferente para los individuos que no gustaban en comparación con los individuos que sí gustaban.
Es importante destacar que el efecto era específico para la observación de otra persona; no hubo diferencias en la actividad cerebral en la región motora cuando los participantes simplemente visionaban vídeos.
"Incluso algo tan básico como la forma en que procesamos los estímulos visuales de un movimiento es modulada por factores sociales, tales como nuestras relaciones interpersonales y la pertenencia a un grupo social", señala Mona Sobhani, autora principal del estudio y estudiante de doctorado en Neurociencias en la USC.
EUROPA PRESS MADRID,
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