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miércoles, 18 de octubre de 2017

¿TODAVÍA CREES QUE LAS PESAS HACEN BAJITOS A LOS NIÑOS?

¿Todavía crees que las pesas hacen bajitos a los niños?

Cuando en los años 70 los investigadores japoneses estudiaron a los trabajadores en edad juvenil de las fábricas, los cuales pasaban horas y horas moviendo pesadas cargas y transportándolas de un lado para otro, observaron que estos niños eran anormalmente bajos y carecían de fuerza. A raíz de estos resultados concluyeron que el entrenamiento de fuerza impedía el correcto crecimiento del niño así como el desarrollo de la fuerza en los mismos. Pensaban que el trabajo con cargas podía dañar la placa de crecimiento de los huesos y que podía producir también una disminución de la testosterona necesaria para el desarrollo de la fuerza. Todo esto, unido a la observación de que los mejores levantadores de pesas tenían una estatura baja, hizo pensar erróneamente que el trabajo con pesas en los niños impedía el crecimiento y el desarrollo correcto de su fuerza. Actualmente sabemos que la baja estatura de estos niños y su déficit de fuerza se debía a la malnutrición y a la incorrecta nutrición de estos niños. En el caso de los levantadores de pesas, la baja estatura no es un efecto, sino una selección natural por la que los sujetos de baja estatura tienen ventajas mecánicas sobre los de mayor altura a la hora de levantar las cargas.
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En un reciente estudio de revisión publicado por la revista Pediatrics, hemos podido observar que el trabajo con cargas en los jóvenes no sólo no es perjudicial para el crecimiento y la fuerza sino que es beneficioso, incluso esencial.
En esta revisión de Pediatrics, los investigadores del Instituto de ciencias del entrenamiento y el deporte de Colonia, analizaron los estudios de 60 años de jóvenes y halterofilia. Los estudios comprendían niños de edades entre 6 y 18 años. Los científicos encontraron que, niños y adolescentes se beneficiaron del entrenamiento con pesas. Además, y para sorpresa de los investigadores, las ganancias de fuerza de los niños se producían de manera lineal conforme avanzaba el entrenamiento. No se observó un pico de desarrollo de la fuerza como cabría esperar debido a la pubertad y la secreción de hormonas correspondiente. También se observó que el desarrollo de la fuerza era dependiente del número de veces que se entrenaba por semana.
La conclusión general de todos los investigadores fue que “a pesar del estado de maduración los niños y adolescentes generalmente parecen capaces de aumentar su fuerza muscular.”
También es interesante destacar que los jóvenes consiguen su mejora de la fuerza en base a mecanismos neuromusculares, no en base a la hipertrofia. En otras palabras, los músculos de los jóvenes previo al pico de testosterona, no aumentan excesivamente de tamaño sino que mejoran sus mecanismos de control y de activación a la hora de trabajar con cargas o enfrentarse al movimiento. En esencia, parece ser que el trabajo de fuerza en jóvenes permite a sus músculos liberar y utilizar toda esa energía latente que de otra manera quedaría desaprovechada.
Es este último hecho el que hace esencial el trabajo de fuerza en los niños. Si un niño se sienta delante de una pantalla o de una pizarra durante horas, y después se levanta para ir al campo de fútbol o de baloncesto, no es de extrañar que no tengan la suficiente resistencia en sus tejidos para soportar las fuerzas involucradas en sus deportes. Esto contribuye a la lesión.
41MwP6IetYLDe esta manera el entrenamiento de fuerza es capaz de disminuir la incidencia de lesiones tanto en atletas jóvenes como en futuros deportistas de élite y no al contrario. De hecho el mayor número de lesiones producidas durante el entrenamiento de fuerza se debe a la falta de supervisión de los niños mientras están entrenando. La mayoría de estas lesiones se deben a la caída de pesas en los pies o a enganches en los dedos con las máquinas. Por ello, y para evitar accidentes, es esencial la supervisión de los programas de entrenamiento de fuerza los jóvenes.
Los expertos están de acuerdo en que la edad ideal para empezar el entrenamiento de fuerza se sitúa entre los 7 y los 12 años. Este trabajo de fuerza no tiene porque implicar necesariamente pesas convencionales. El cuerpo no entiende de mancuernas, barras o discos. Un balón medicinal, el propio peso del cuerpo, palos de escoba, pueden ser igual útiles para desarrollar la fuerza en adolescentes. Conforme va ocurriendo la maduración, el uso de cargas más pesadas es realmente beneficioso para continuar las mejoras de fuerza.
Los jóvenes y la halterofilia
Como ya hemos visto anteriormente la halterofilia ha sido injustamente considerada como un deporte que impedía el correcto crecimiento de los niños, y que condicionaba una baja estatura entre sus participantes. También hemos comentado que esta conclusión errónea se pasa en la mera observación de la baja estatura de los competidores en halterofilia. Hemos visto que esta baja estatura les ofrece una ventaja mecánica, y no es una consecuencia de su entrenamiento.
Roxanne-Front-Squat-CrossFit-626-KidsEl crecimiento de los huesos largos se produce a través de los cartílagos de crecimiento, que una vez se osifican, pierden la capacidad de continuar creciendo. La lesión de esta placa de crecimiento, durante el desarrollo del niño, puede resultar en un retraso del crecimiento de ese hueso largo en concreto. Un registro de lesiones en adolescentes, nos muestra que no existe relación entre el daño en el cartílago de crecimiento y la halterofilia. De hecho, los deportes que más incidencia tienen en el daño del cartílago de crecimiento son el fútbol, el baloncesto, el fútbol americano, el patinaje y el ciclismo.
Una planificación sensata y supervisada del entrenamiento de halterofilia, no sólo es segura para el niño, sino que aporta ventajas en su desarrollo, tales como la mejora de la fuerza, la velocidad, el autoestima, y la resistencia a las lesiones.
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