Son una clase de fármacos utilizados para tratar diversas patologías cardiacas como hipertensión arterial, insuficiencia cardiaca, angina de pecho, arritmias o miocardiopatía hipertrófica.
¿Qué es un betabloqueante?
La regulación del sistema nervioso se realiza por medio de unas sustancias llamadas catecolaminas (adrenalina y noradrenalina). Para ejercer su acción, estas sustancias tienen que unirse a unos receptores localizados en la superficie de las células, llamados receptores adrenérgicos. Uno de estos receptores es el llamado receptor beta-adrenérgico, que se encuentra fundamentalmente en el corazón, las arterias y los pulmones. Cuando se estimula este receptor con la llegada de la catecolamina, se elevan la frecuencia cardiaca, la presión arterial y contractilidad cardiaca. Un betabloqueante es un fármaco que bloquea el receptor beta adrenérgico, de tal forma que impide la unión de la catecolamina y evita su estimulación.
El efecto final es una reducción de la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la contractilidad (fuerza del corazón) favoreciendo la diástole (llenado) cardiaca y con esto mejorando la función del corazón y el flujo de sangre a las arterias coronarias. ¿En qué casos están indicados los betabloqueantes? En enfermedades cardiacas: Angina de pecho. Los betabloqueantes reducen las necesidades de oxígeno del corazón al reducir la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la fuerza que ejerce el corazón. Aumentan el flujo de sangre a las arterias coronarias, por lo que consiguen reducir los síntomas de angina de pecho. Evitan el remodelado cardiaco y producen una mejoría de la función ventricular.
Prevención de nuevos infartos. En las personas que han tenido un infarto de miocardio, los betabloqueantes son capaces de reducir el riesgo de tener un nuevo infarto o de morirse por causa cardiaca. Arritmias. Los betabloqueantes son eficaces para el control de ciertos tipos de arritmia, especialmente aquellas que se acompañan de taquicardia (aumento de la frecuencia cardiaca). Insuficiencia cardiaca. Los betabloqueantes son un pilar fundamental del tratamiento de la insuficiencia cardiaca. Cuando el corazón ha perdido fuerza, los betabloqueantes pueden mejorar esta situación además de reducir el riesgo de muerte, las tasas de hospitalización y aliviar los síntomas de insuficiencia cardiaca. Miocardiopatía hipertrófica.
La miocardiopatía hipertrófica es una enfermedad del músculo cardiaco en la que lo encontramos muy engrosado, esto no permite un adecuado llenado de las cavidades del corazón. Los betabloqueantes pueden mejorar la función ventricular y alivian los síntomas de esta enfermedad al disminuir la frecuencia cardiaca. Hipertensión arterial. Los betabloqueantes son fármacos que reducen la presión arterial y se pueden utilizar para el tratamiento de personas hipertensas, solos o en combinación con otros fármacos.
En otras enfermedades no cardiacas:
Glaucoma (aumento presión intraocular). Los betabloqueantes administrados en forma de gotas oculares se utilizan para el control del glaucoma.
Ansiedad. Los betabloqueantes no reducen la ansiedad pero pueden controlar síntomas asociados a la ansiedad como el temblor y la taquicardia.
Hipertiroidismo. Los betabloqueantes ayudan a controlar los síntomas asociados.
Migraña. Los betabloqueantes ayudan a reducir el número de ataques migrañosos.
¿Cuáles son los posibles efectos secundarios? Los betabloqueantes son fármacos bien tolerados y, en la mayoría de los casos, el paciente no experimenta ningún efecto secundario. Sin embargo, debido a su mecanismo de acción, algún paciente puede experimentar algúno de estos efectos:
Sensación de mareo o inestabilidad. Especialmente si el fármaco baja demasiado la presión arterial o la frecuencia cardiaca. Muchas veces se resuelve ajustando la dosis.
Sensación de cansancio o astenia. Puede ocurrir especialmente al inicio del tratamiento y se manifiesta especialmente en situaciones que requieren esfuerzo físico intenso.
Asma. Las personas asmáticas deben comunicarlo a su médico antes de iniciar el tratamiento con estos fármacos, ya que podrían producir crisis de broncoespasmo (disminución de la luz de las vías aéreas).
Disfunción eréctil. Al igual que el resto de medicamentos utilizados para la hipertensión arterial, los betabloqueantes pueden causar disfunción eréctil. Otros efectos secundarios posibles serían la frialdad de piernas y manos o trastornos del estado de ánimo. ¿Qué precauciones debo tener si tomo este tratamiento? Hay que procurar no olvidar la dosis diaria de medicamento y no debe de abandonar el tratamiento sin consultar previamente al médico. Si el paciente experimenta cansancio excesivo, debilidad, depresión, mareos o dificultad para respirar, es importante informar al médico.
El efecto final es una reducción de la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la contractilidad (fuerza del corazón) favoreciendo la diástole (llenado) cardiaca y con esto mejorando la función del corazón y el flujo de sangre a las arterias coronarias. ¿En qué casos están indicados los betabloqueantes? En enfermedades cardiacas: Angina de pecho. Los betabloqueantes reducen las necesidades de oxígeno del corazón al reducir la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la fuerza que ejerce el corazón. Aumentan el flujo de sangre a las arterias coronarias, por lo que consiguen reducir los síntomas de angina de pecho. Evitan el remodelado cardiaco y producen una mejoría de la función ventricular.
Prevención de nuevos infartos. En las personas que han tenido un infarto de miocardio, los betabloqueantes son capaces de reducir el riesgo de tener un nuevo infarto o de morirse por causa cardiaca. Arritmias. Los betabloqueantes son eficaces para el control de ciertos tipos de arritmia, especialmente aquellas que se acompañan de taquicardia (aumento de la frecuencia cardiaca). Insuficiencia cardiaca. Los betabloqueantes son un pilar fundamental del tratamiento de la insuficiencia cardiaca. Cuando el corazón ha perdido fuerza, los betabloqueantes pueden mejorar esta situación además de reducir el riesgo de muerte, las tasas de hospitalización y aliviar los síntomas de insuficiencia cardiaca. Miocardiopatía hipertrófica.
La miocardiopatía hipertrófica es una enfermedad del músculo cardiaco en la que lo encontramos muy engrosado, esto no permite un adecuado llenado de las cavidades del corazón. Los betabloqueantes pueden mejorar la función ventricular y alivian los síntomas de esta enfermedad al disminuir la frecuencia cardiaca. Hipertensión arterial. Los betabloqueantes son fármacos que reducen la presión arterial y se pueden utilizar para el tratamiento de personas hipertensas, solos o en combinación con otros fármacos.
En otras enfermedades no cardiacas:
Glaucoma (aumento presión intraocular). Los betabloqueantes administrados en forma de gotas oculares se utilizan para el control del glaucoma.
Ansiedad. Los betabloqueantes no reducen la ansiedad pero pueden controlar síntomas asociados a la ansiedad como el temblor y la taquicardia.
Hipertiroidismo. Los betabloqueantes ayudan a controlar los síntomas asociados.
Migraña. Los betabloqueantes ayudan a reducir el número de ataques migrañosos.
¿Cuáles son los posibles efectos secundarios? Los betabloqueantes son fármacos bien tolerados y, en la mayoría de los casos, el paciente no experimenta ningún efecto secundario. Sin embargo, debido a su mecanismo de acción, algún paciente puede experimentar algúno de estos efectos:
Sensación de mareo o inestabilidad. Especialmente si el fármaco baja demasiado la presión arterial o la frecuencia cardiaca. Muchas veces se resuelve ajustando la dosis.
Sensación de cansancio o astenia. Puede ocurrir especialmente al inicio del tratamiento y se manifiesta especialmente en situaciones que requieren esfuerzo físico intenso.
Asma. Las personas asmáticas deben comunicarlo a su médico antes de iniciar el tratamiento con estos fármacos, ya que podrían producir crisis de broncoespasmo (disminución de la luz de las vías aéreas).
Disfunción eréctil. Al igual que el resto de medicamentos utilizados para la hipertensión arterial, los betabloqueantes pueden causar disfunción eréctil. Otros efectos secundarios posibles serían la frialdad de piernas y manos o trastornos del estado de ánimo. ¿Qué precauciones debo tener si tomo este tratamiento? Hay que procurar no olvidar la dosis diaria de medicamento y no debe de abandonar el tratamiento sin consultar previamente al médico. Si el paciente experimenta cansancio excesivo, debilidad, depresión, mareos o dificultad para respirar, es importante informar al médico.
http://www.fundaciondelcorazon.com/informacion-para-pacientes/tratamientos/betabloqueantes.html
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