Lo primero que necesitas decidir a la hora de enfrentarte al momento de comprar unas zapatillas de running es la superficie sobre la que vas a utilizarlas, ya que las suelas variarán dependiendo de si vas a realizar tus entrenamientos o carreras en pista, por la montaña, en tierra o por asfalto.
Una vez superado el primer paso, debemos asegurarnos de elegir la talla correcta, tómate tu tiempo para comprobarlo y no te fíes del número de tus zapatos de calle o de tus viejas zapatillas. Póntelas en los dos pies y comprueba que sobra alrededor de medio centrímetro entre el dedo más largo y la puntera, así te asegurarás de que el pie no se mueve durante el ejercicio, evitanto rozaduras, ampollas o problemas de estabilidad que te pueden probocar una lesión. La horma del zapato es distinta según cada modelo así que asegúrate de que no te aprietan en los laterales pero que quedan bien sujetas en el empeine.
Otro elemento importante a tener en cuenta es cuál es tu tipo de arco plantar, que probablemente -aunque no siempre- te indicará también cuál es tu tipo de pisada. Para identificarlo solamente tienes que observar qué huella dejas al salir de la ducha.
Pie normal: El antepié y el talón están conectados por una zona (al lado del arco o puente) que tiene una anchura de dimensiones un poco menores a las de la huella del talón. Un pie normal contacta con el suelo en primer lugar con la parte exterior del talón y enseguida se inclina ligeramente hacia el interior para poder absorber apropiadamente el impacto.Su pisada suele ser neutra. El calzado que recomendamos es estable y con rasgos de control de la pronación moderados.
Pie plano: Es menos pronunciado de lo normal; la huella del pie descalzo parece la de un zapato. Suele indicar tendencia a la pronación (el apoyo comienza también con la parte exterior del talón pero el pie se inclina excesivamente hacia el interior, más de lo necesario). El calzado recomendado debe ofrecer control de la estabilidad y de la pronación, con mediasuelas firmes. No se recomienda en ningún caso un calzado con excesiva amortiguación y sin rasgos especiales de control de la estabilidad.
Pie cavo: La huella se caracteriza por una banda muy estrecha de conexión entre talón y antepié o incluso puede llegar a no existir. Los pies con el arco muy alto tienen dificultades para absorber los impactos y suelen ser supinadores. El calzado recomendado debe tener buena amortiguación y mucha flexibilidad para favorecer la movilidad del pie (reducida). Evitar zapatillas con rasgos de control del movimiento y de mejora de la estabilidad, que reducen la pronación.
Por último tenemos que atender a nuestro tipo de pisada, es decir si somos "pronadores", "supinadores" o "neutros". Mientras corremos nuestro pie realiza un movimiento de tres fases, una primera de impacto en el suelo, una segunda de apoyo y una tercera de impulso con la parte delantera. La diferencia principal consiste en hacia donde se inclina nuestro pie en la fase de apoyo, si la tendencia es hacia el interior seremos pronadores, mientras que si el apoyo se realiza hacia el exterior seremos supinadores. Las personas con una pisada neutra no realizan ningún desplazamiento lateral.
Tipos de pisada
Pronador
Neutro
Supinador
Para aquellos que quieran mejorar el apoyo del pie durante la carrera aquí están los consejos de Grant Robinson, atleta de 1.500 y olímpico en Atenas 2004.
http://www.sportlife.es/deportes/correr/articulo/que-zapatillas-de-running-necesito
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