Los hombres alcanzan niveles más absolutos de excitación sexual. En cambio, las mujeres responden a estímulos de origen más diverso. Un ejemplo de ello es la reacción ante imágenes de sexo homosexual. Además
'No hay una fórmula mágica para el sexo. Mucho se ha hablado de la diferencia entre hombres y mujeres con respecto al sexo, y especialmente lo que tiene que ver con excitación y respuesta sexual. Un ejemplo de ello, fue la pasada publicación en la revista 'Cortex' sobre cuáles eran las zonas preferidas por hombres y mujeres para excitarse.
Pese a todo lo comentado hasta el momento, hay cosas que van más allá y que ya están probadas científicamente. Como que los hombres alcanzan niveles absolutos más altos de excitación o que las mujeres responden a un espectro más amplio de estímulos sexuales. Así, lo asegura el químico, escritor y divulgador científico Pere Estupinyà, quien alude a los estudios y experimentos de la conocida investigadora Meredith Chivers (tal como puede leerse en su último libro, 'S=EX2, La ciencia del sexo',) para explicar estos hallazgos sobre la concordancia sexual. Eso sí, matiza el experto que "lo primero que debemos hacer es asumir que excitación mental y excitación física no siempre coinciden". Es decir, te puedes sentir excitado pero tus genitales no lo están (es el caso de algunas disfunciones sexuales, como por ejemplo en el caso de los hombres la disfunción eréctil). O bien al contrario, por ejemplo, "cuando alguien observa una escena erótica y dice que no le gusta por inapropiada, pero sus genitales reaccionan estimulándose.
En hombres es más fácil de percatarse porque la erección se nota, pero algunas mujeres pueden no darse cuenta de la activación de sus genitales". Y esto último es precisamente lo que Chivers y su equipo han demostrado experimentalmente. "Los genitales de la mayoría de hombres heterosexuales no se excitan al ver imágenes de sexo entre dos hombres, en cambio sí lo hacen los genitales de algunas mujeres heterosexuales, a pesar de decir sentir reparo ante, por ejemplo, la visión de escenas lésbicas. Esto no implica bisexualidad encubierta, sino que la explicación más clara es que las mujeres suelen sentir más empatía al ver el placer femenino. Es decir, que una mujer está viendo cómo otra persona (hombre o mujer) está sintiendo placer y eso les excita. Puede ser que mentalmente, les desagrade la manera con el que lo está obteniendo y juzguen la escena como no erótica porque ellas no quisieran practicarla.
Pero al empatizar con el gozo sexual de las personas que están viendo sus genitales sí reaccionan", manifiesta Estupinyá quien ya aseguró recientemente a este periódico que efectivamente, las mujeres responden a un espectro más amplio de estímulos sexuales que los hombres, y una muestra de ello, era precisamente esto, las imágenes entre personas del mismo sexo. A parte de este hallazgo, explica este experto, el experimento de Chivers consistió en mostrar muchos tipos diferentes de estímulos eróticos a hombres y mujeres y observó que, independientemente de si se sentían mentalmente excitadas o no, los genitales femeninos solían reaccionar a estímulos más diversos que los hombres. En general, "los hombres tienen valores absolutos más altos de excitación, pero las mujeres mayor diversidad", afirma. Diversidad de estímulos Del mismo modo, Francisca Molero, médico, sexóloga y directora del Instituto de Sexología de Barcelona, argumenta la gran variabilidad de estímulos sexuales que tienen las mujeres.
"La respuesta fisiológica de excitación femenina, es decir, el aumento de lubricación, la hinchazón de los genitales etc. ocurre con una gran variabilidad de estímulos, sobre todo relacionados con la acción, con escenas de actividad sexual, aunque la mujer no interprete esos cambios fisiológicos de sus genitales, como excitación". Todo esto, añade, también lo avala el llamado síndrome de la excitación sexual persistente donde una de sus características era que la mujer interpretaba como intrusivo o no deseado los cambios de excitación genital, "mientras que en el caso de los hombres, notan un cambio genital, una erección y simplemente lo evalúan y lo valoran como excitación". Pero, a pesar de todo esto, esta especialista mantiene que debemos ser cautos con afirmar según qué cosas. Por ejemplo, no podemos decir que las mujeres responden sexualmente más a los estímulos de intimidad que los hombres, ni tampoco que las mujeres responden mucho menos que ellos a los estímulos visuales.
"Todo es cuestionable, ya que depende del momento, del ciclo vital de la persona, de su historia de vida etc. La sexualidad de las personas está condicionada por el entorno sociocultural y el momento histórico en que se encuentran", aclara Molero. Lo que sí está claro y es totalmente objetivo, afirma, es la gran variabilidad de estímulos a los que responde la mujer, tal y como científicamente ya se ha demostrado. También es necesario puntualizar que hombres y mujeres pueden responder sexualmente igual a los mismos estímulos, aunque las caricias y 'el oído' son valorados por las mujeres como estímulos de gran calidad erótica. Y en el caso de los hombres, "los más valorados serían los estímulos más explícitos como por ejemplo, la visión de escenas sexuales", expone. Sea como fuese, se dice que los hombres viven la sexualidad de forma más genital que las mujeres. Pero realmente es así, en términos generales, argumenta Estupinyà, ya que "las mujeres tienen más zonas erógenas y más sensibles.
Hay muchos más casos de mujeres alcanzando orgasmos no genitales (acariciar pezones, por ejemplo) que de hombres". Y a pesar de que puede haber un tema biológico que explique estos hechos, lo cierto es que la cultura ocupa un papel muy relevante. "Los aspectos sociales, culturales, y sobre todo de aprendizaje durante la vida tienen una influencia enorme. Por ejemplo, los hombres que practican sexo tántrico son menos genitales que la mayoría de las mujeres", concluye.
Pese a todo lo comentado hasta el momento, hay cosas que van más allá y que ya están probadas científicamente. Como que los hombres alcanzan niveles absolutos más altos de excitación o que las mujeres responden a un espectro más amplio de estímulos sexuales. Así, lo asegura el químico, escritor y divulgador científico Pere Estupinyà, quien alude a los estudios y experimentos de la conocida investigadora Meredith Chivers (tal como puede leerse en su último libro, 'S=EX2, La ciencia del sexo',) para explicar estos hallazgos sobre la concordancia sexual. Eso sí, matiza el experto que "lo primero que debemos hacer es asumir que excitación mental y excitación física no siempre coinciden". Es decir, te puedes sentir excitado pero tus genitales no lo están (es el caso de algunas disfunciones sexuales, como por ejemplo en el caso de los hombres la disfunción eréctil). O bien al contrario, por ejemplo, "cuando alguien observa una escena erótica y dice que no le gusta por inapropiada, pero sus genitales reaccionan estimulándose.
En hombres es más fácil de percatarse porque la erección se nota, pero algunas mujeres pueden no darse cuenta de la activación de sus genitales". Y esto último es precisamente lo que Chivers y su equipo han demostrado experimentalmente. "Los genitales de la mayoría de hombres heterosexuales no se excitan al ver imágenes de sexo entre dos hombres, en cambio sí lo hacen los genitales de algunas mujeres heterosexuales, a pesar de decir sentir reparo ante, por ejemplo, la visión de escenas lésbicas. Esto no implica bisexualidad encubierta, sino que la explicación más clara es que las mujeres suelen sentir más empatía al ver el placer femenino. Es decir, que una mujer está viendo cómo otra persona (hombre o mujer) está sintiendo placer y eso les excita. Puede ser que mentalmente, les desagrade la manera con el que lo está obteniendo y juzguen la escena como no erótica porque ellas no quisieran practicarla.
Pero al empatizar con el gozo sexual de las personas que están viendo sus genitales sí reaccionan", manifiesta Estupinyá quien ya aseguró recientemente a este periódico que efectivamente, las mujeres responden a un espectro más amplio de estímulos sexuales que los hombres, y una muestra de ello, era precisamente esto, las imágenes entre personas del mismo sexo. A parte de este hallazgo, explica este experto, el experimento de Chivers consistió en mostrar muchos tipos diferentes de estímulos eróticos a hombres y mujeres y observó que, independientemente de si se sentían mentalmente excitadas o no, los genitales femeninos solían reaccionar a estímulos más diversos que los hombres. En general, "los hombres tienen valores absolutos más altos de excitación, pero las mujeres mayor diversidad", afirma. Diversidad de estímulos Del mismo modo, Francisca Molero, médico, sexóloga y directora del Instituto de Sexología de Barcelona, argumenta la gran variabilidad de estímulos sexuales que tienen las mujeres.
"La respuesta fisiológica de excitación femenina, es decir, el aumento de lubricación, la hinchazón de los genitales etc. ocurre con una gran variabilidad de estímulos, sobre todo relacionados con la acción, con escenas de actividad sexual, aunque la mujer no interprete esos cambios fisiológicos de sus genitales, como excitación". Todo esto, añade, también lo avala el llamado síndrome de la excitación sexual persistente donde una de sus características era que la mujer interpretaba como intrusivo o no deseado los cambios de excitación genital, "mientras que en el caso de los hombres, notan un cambio genital, una erección y simplemente lo evalúan y lo valoran como excitación". Pero, a pesar de todo esto, esta especialista mantiene que debemos ser cautos con afirmar según qué cosas. Por ejemplo, no podemos decir que las mujeres responden sexualmente más a los estímulos de intimidad que los hombres, ni tampoco que las mujeres responden mucho menos que ellos a los estímulos visuales.
"Todo es cuestionable, ya que depende del momento, del ciclo vital de la persona, de su historia de vida etc. La sexualidad de las personas está condicionada por el entorno sociocultural y el momento histórico en que se encuentran", aclara Molero. Lo que sí está claro y es totalmente objetivo, afirma, es la gran variabilidad de estímulos a los que responde la mujer, tal y como científicamente ya se ha demostrado. También es necesario puntualizar que hombres y mujeres pueden responder sexualmente igual a los mismos estímulos, aunque las caricias y 'el oído' son valorados por las mujeres como estímulos de gran calidad erótica. Y en el caso de los hombres, "los más valorados serían los estímulos más explícitos como por ejemplo, la visión de escenas sexuales", expone. Sea como fuese, se dice que los hombres viven la sexualidad de forma más genital que las mujeres. Pero realmente es así, en términos generales, argumenta Estupinyà, ya que "las mujeres tienen más zonas erógenas y más sensibles.
Hay muchos más casos de mujeres alcanzando orgasmos no genitales (acariciar pezones, por ejemplo) que de hombres". Y a pesar de que puede haber un tema biológico que explique estos hechos, lo cierto es que la cultura ocupa un papel muy relevante. "Los aspectos sociales, culturales, y sobre todo de aprendizaje durante la vida tienen una influencia enorme. Por ejemplo, los hombres que practican sexo tántrico son menos genitales que la mayoría de las mujeres", concluye.
Beatriz G. Portalatín | Madrid
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