Los periodistas, las revistas científicas, los propios investigadores... somos muchos quienes contribuimos a divulgar los resultados de estudios e investigaciones asombrosamente buenos. El problema es que muchos de ellos no se sostienen cuando otros colegas tratan de replicar sus conclusiones, como acaba de demostrar un reputado científico.
John Ioannidis es famoso entre sus colegas por cuestionar constantemente los resultados científicos que se publican (en 2010 recibió el título 'Científico Valiente') y denunciar los puntos débiles de la ciencia moderna; basada en la llamada revisión por pares (expertos que revisan a otros expertos).
En esta ocasión, en las páginas de la revista 'Journal of the American Medical Association', Ioannidis señala que los resultados demasiado buenos no suelen serlo cuando tratan de confirmarse. Según sus conclusiones, los estudios que demuestran beneficios extraordinarios fracasan cuando se trata de replicar sus observaciones.
Para llegar a esta conclusión, su equipo de la Universidad de Stanford (EEUU) analizó nada menos que 300.000 publicaciones sobre 85.000 temas diferentes. De ellos, explican, el 16% mostraba beneficios cinco veces superiores para el paciente en comparación con el grupo control (pacientes que no recibieron el mismo tratamiento o, por el contrario, sólo recibieron un placebo).
Pues bien, en el 90% de estos casos 'extraordinariamente buenos', las supuestas ventajas se redujeron considerablemente en ensayos posteriores.
Entre los motivos que explicarían este fenómeno (que podría bautizarse como 'demasiado bueno para ser cierto') destacan varios: los resultados tan positivos suelen proceder de estudios pequeños (con menos de 100 participantes), que a menudo miden indicadores intermedios (en lugar de mortalidad, por ejemplo).
Rita Redberg, una especialista de la Universidad de San Francisco (EEUU) sin vinculación al trabajo, ha señalado al diario 'Los Angeles Times' que estos resultados deberían ser tenidos muy en cuenta. "A menudo, algunos fármacos reciben la aprobación de las autoridades en base a este tipo de trabajos pequeños. Tal vez no deberíamos darnos tanta prisa".
A veces, coinciden los especialistas, un beneficio modesto puede tener más ventajas para el paciente que uno espectacular, pero poco creíble.
ELMUNDO.es | Madrid
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