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viernes, 11 de mayo de 2012

ANALFABETOS EN SALUD

VIDEOBLOG | No es la primera vez que en este blog se comenta la trascendencia de elevar la cultura biomédica de la ciudadanía. Y no será la última.

Tenemos que repetir una vez más que el analfabetismo sanitario es el mayor factor de riesgo para la salud. Mayor incluso que el tener el colesterol elevado o la tensión arterial alta, la obesidad o el sedentarismo. Tan serio como lo es el tabaquismo. De hecho, al revisar la literatura científica de la última década, se observa que hay más de mil artículos que hablan sobre el tema. Algunos en revistas de la categoría del 'NEJM', 'JAMA' o 'BMJ'.

El problema no que achacárselo sólo a la sociedad. El sistema sanitario tiene bastante culpa. Se sabe que en EEUU hay 75 millones de personas con conocimientos bajos o muy bajos de asuntos de salud. Es el 25% de la población allí. En España estamos en condiciones similares más o menos. Lo que es sorprendente es que entre tanta erudición y titulares desplegados en los últimos meses sobre la forma de evitar el desplome del sistema sanitario español, apenas se hable de esta particularidad. Ponencias, mesas redondas, informes, ruedas de prensa, planes estratégicos que hablan más o menos de lo mismo.

Deuda, financiación, recortes, eficacia, eficiencia, gestión por todas partes. De cómo elevar la cultura sanitaria del ciudadano y, más concretamente, del paciente, nada o casi nada. Se nos llena la boca hablando de tecnologías de la comunicación, de iPhones, iPads y redes sociales para atender de una manera moderna al aluvión de enfermos crónicos que tenemos y los que llegarán. Muy poco de la extrema necesidad de disminuir el analfabetismo sanitario que tenemos. Sin reducir precisamente ese déficit, por mucho que reduzcamos el estrictamente monetario y pongamos aparatos que nos parecen mágicos, avanzaremos poco.

Para ganar una guerra se necesita, por supuesto, un ejército numeroso y equipado, pero hace falta también táctica y estrategia. Y en la que permanentemente debemos de librar para preservar la salud -el bien más preciado que tenemos- se nos está olvidando el apartado de la buena cultura sanitaria. Y sin ese detalle, jamás presumiremos de una victoria clara.
J.L. de la Serna.

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