CONDUCTA Escuela de Padres
Niños y niñas que a todo dicen que no, que son impulsivos, agresivos, impacientes, transgresores, manipuladores y que no responden a los premios ni a los castigos. En definitiva, menores cuyos padres no hacen carrera de ellos. A todos los que tienen en casa a un hijo con problemas de conducta les gustará saber que existen medidas eficaces que 'enderezan' a los menores y mejoran las competencias paternas.
Es el caso del programa, 'Dando el poder a los padres, dando el poder a la comunidad' (EPEC, sus siglas en inglés), puesto en marcha por el Instituto de Psiquiatría, del KingŽs College de Londres (Reino Unido) cuyos datos publica la revista 'Bristish Medical Journal' .
"La crianza efectiva, caracterizada por el apoyo constante y las respuestas a los hijos como parte de la educación, es fundamental para conseguir resultados positivos en el desarrollo de los hijos y el vínculo con los padres... Las conductas disruptivas que incluyen agresión, incumplimiento y oposición son la razón más frecuente de remisión a las clínicas de salud mental infantiles en el Reino Unido y en otros países desarrollados. Estas conductas desafiantes impactan en la vida de los niños afectados y sus familias y están estrechamente asociadas a fracaso escolar, delincuencia, paro, así como a otros efectos adversos a largo plazo, de ahí la importancia de su tratamiento", reconocen los autores en su estudio.
Son numerosos los estudios que ha constatado que las 'escuelas de padres' son eficaces para ayudar a los padres con los problemas de conducta de sus hijos. Es más, el Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica (NICE, sus siglas en inglés) británico las recomienda de forma rutinaria.
En los propios barrios
Crispin Day, director del ensayo: "Nuestra investigación se creó para hacer frente a un problema muy particular: si bien sabemos que los programas de crianza son una intervención efectiva, muchas familias sobre todo en zonas socialmente desfavorecidas no tienen acceso a la intervención. Queríamos probar si una manera diferente de ofrecer esta intervención, en las comunidades (lo que hemos bautizado como locales de padres), en lugar de en los centros de salud mental infantiles, era efectivo. Y la buena noticia es que lo son, sobre todo en áreas donde existe mucha problemática".
Los científicos escogieron a 116 familias con menores de entre dos y 11 años que tenían trastornos de conducta disruptiva de uno de los barrios más marginales de Londres. Un total de 59 de ellas recibió el tratamiento y fueron comparadas con las 57 restantes que estaban en lista de espera.
Así los padres recibieron el programa en grupos de 7 a 14 padres durante dos horas de duración semanales a lo largo de dos meses. "Los grupos de padres tenían como fin mejorar la interacción con los hijos, reducir los problemas de comportamiento y mejorar las habilidades paternas. Estas sesiones, de acuerdo con métodos cognitivos sobre apego, aprendizaje social..., se llevan a cabo con discusiones en grupo, demostraciones, talleres, juegos de rol, entre otros", indica el investigador británico.
Resultados
Una vez terminado el programa, los científicos llevaron a cabo cuestionarios con los padres sobre problemas de los hijos, estrés de los progenitores, habilidades y satisfacción paternas. Los datos revelan que comparados con el grupo de familias que estaban en lista de espera, aquellas que recibieron el EPEC "redujeron de forma significativalos problemas de comportamiento de sus hijos, disminuyeron los niveles de estrés y mejoraron las habilidades paternas".
Una de las aportación del EPEC es que además resulta más económico. "La inclusión del EPEC en los barrios demuestra que es posible establecer una colaboración exitosa entre los especialistas y los padres sobre la crianza de los hijos. Hemos hecho cálculos sobre costes muy conservadores del programa y sabemos que es mucho menos costoso que los programas profesionales. También tenemos evidencia de que por lo general es más eficiente debido a la alta demanda y baja deserción de los padres", concluye Crispin Day.
Patricia Matey Madrid
Niños y niñas que a todo dicen que no, que son impulsivos, agresivos, impacientes, transgresores, manipuladores y que no responden a los premios ni a los castigos. En definitiva, menores cuyos padres no hacen carrera de ellos. A todos los que tienen en casa a un hijo con problemas de conducta les gustará saber que existen medidas eficaces que 'enderezan' a los menores y mejoran las competencias paternas.
Es el caso del programa, 'Dando el poder a los padres, dando el poder a la comunidad' (EPEC, sus siglas en inglés), puesto en marcha por el Instituto de Psiquiatría, del KingŽs College de Londres (Reino Unido) cuyos datos publica la revista 'Bristish Medical Journal' .
"La crianza efectiva, caracterizada por el apoyo constante y las respuestas a los hijos como parte de la educación, es fundamental para conseguir resultados positivos en el desarrollo de los hijos y el vínculo con los padres... Las conductas disruptivas que incluyen agresión, incumplimiento y oposición son la razón más frecuente de remisión a las clínicas de salud mental infantiles en el Reino Unido y en otros países desarrollados. Estas conductas desafiantes impactan en la vida de los niños afectados y sus familias y están estrechamente asociadas a fracaso escolar, delincuencia, paro, así como a otros efectos adversos a largo plazo, de ahí la importancia de su tratamiento", reconocen los autores en su estudio.
Son numerosos los estudios que ha constatado que las 'escuelas de padres' son eficaces para ayudar a los padres con los problemas de conducta de sus hijos. Es más, el Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica (NICE, sus siglas en inglés) británico las recomienda de forma rutinaria.
En los propios barrios
Crispin Day, director del ensayo: "Nuestra investigación se creó para hacer frente a un problema muy particular: si bien sabemos que los programas de crianza son una intervención efectiva, muchas familias sobre todo en zonas socialmente desfavorecidas no tienen acceso a la intervención. Queríamos probar si una manera diferente de ofrecer esta intervención, en las comunidades (lo que hemos bautizado como locales de padres), en lugar de en los centros de salud mental infantiles, era efectivo. Y la buena noticia es que lo son, sobre todo en áreas donde existe mucha problemática".
Los científicos escogieron a 116 familias con menores de entre dos y 11 años que tenían trastornos de conducta disruptiva de uno de los barrios más marginales de Londres. Un total de 59 de ellas recibió el tratamiento y fueron comparadas con las 57 restantes que estaban en lista de espera.
Así los padres recibieron el programa en grupos de 7 a 14 padres durante dos horas de duración semanales a lo largo de dos meses. "Los grupos de padres tenían como fin mejorar la interacción con los hijos, reducir los problemas de comportamiento y mejorar las habilidades paternas. Estas sesiones, de acuerdo con métodos cognitivos sobre apego, aprendizaje social..., se llevan a cabo con discusiones en grupo, demostraciones, talleres, juegos de rol, entre otros", indica el investigador británico.
Resultados
Una vez terminado el programa, los científicos llevaron a cabo cuestionarios con los padres sobre problemas de los hijos, estrés de los progenitores, habilidades y satisfacción paternas. Los datos revelan que comparados con el grupo de familias que estaban en lista de espera, aquellas que recibieron el EPEC "redujeron de forma significativalos problemas de comportamiento de sus hijos, disminuyeron los niveles de estrés y mejoraron las habilidades paternas".
Una de las aportación del EPEC es que además resulta más económico. "La inclusión del EPEC en los barrios demuestra que es posible establecer una colaboración exitosa entre los especialistas y los padres sobre la crianza de los hijos. Hemos hecho cálculos sobre costes muy conservadores del programa y sabemos que es mucho menos costoso que los programas profesionales. También tenemos evidencia de que por lo general es más eficiente debido a la alta demanda y baja deserción de los padres", concluye Crispin Day.
Patricia Matey Madrid
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