Varios alumnos practican la postura del triángulo.
La posición del arado, la del triángulo o la del pez seguro que son bien conocidas para todos aquellos que practiquen yoga. Esta disciplina, originaria de la India y de moda en el resto del mundo, está en el punto de mira de médicos e investigadores en un intento por descubrir si sus beneficios se ciñen, como se asegura, a la conocida expresión de 'mens sana in corpore sano'.
Mientras se descubre científicamente sus efectos sobre la mente, lo que sí se empieza a vislumbrar son sus beneficios en el cuerpo. Así lo asegura el último estudio publicado en 'Archives of Internal Medicine', donde tras analizar a 228 pacientes con leves dolores lumbares crónicos se descubrió que los ejercicios de estiramiento clásicos en esta práctica física son incluso un poco más beneficiosos que los programas de ejercicio habituales para esta clase de pacientes.
Para llegar a esta conclusión se dividió a los afectados en tres grupos: 92 pacientes recibieron 75 minutos de yoga semanales; 91 siguieron los ejercicios convencionales de estiramiento y 45 se conformaron con un libro de auto-cuidado en el que les explicaban las causas del dolor y se les asesoraba sobre el mejor estilo de vida que podían seguir para evitar sufrimientos innecesarios.
Tras entrevistar a todos los pacientes a las seis, 12 y 36 semanas desde el inicio de la investigación, los resultados se midieron en relación con el estado funcional de las espaldas y las molestias que tenían los afectados. "Lo que hemos descubierto es que en los tres grupos existía mejora a lo largo del tiempo, pero no en la misma proporción", aseguran los autores del Instituto de Investigación de Salud de Seattle (EEUU).
El ejercicio es lo necesario
Así, mientras que el grupo del libro de autoayuda era el peor parado, tanto los que siguieron los ejercicios tradicionales como los que practicaron yoga vieron como su mejoría era, en general, de un 40% frente al 20% de los pacientes que sólo tuvieron la ayuda de un libro y, centrándose en el yoga, la mejoría de estos 92 pacientes frente a los que realizaban estiramientos tradicionales era mínimamente superior en todas las revisiones.
"Lo que hemos comprobado es que el yoga no representa una diferencia clínica significativa frente al grupo convencional y su mínima diferencia de mejora puede deberse más a los ejercicios físicos que a sus beneficios mentales", asegura Karen J. Sherman, coautora del estudio. "Pero sí hemos visto es que la actividad física que involucre estiramientos, independientemente de la disciplina física que se utilice, tiene beneficios moderados en este tipo de pacientes leves", explica esta doctora.
Sin embargo, los investigadores inciden en otro dato importante. Los que realizaron ejercicios de estiramiento en ambos grupos explicaron que habían reducido el número de medicamentos, una tendencia que se mantuvo tres meses después de las clases de yoga o de ejercicios convencionales.
"Aproximadamente el 80% de los adultos sufre dolor de espalda en algún momento de sus vidas y hasta el 8% tendrá síntomas crónicos que durarán tres meses o más", analiza el doctor Timothy S. Carey, del Centro de Salud Sheps de Carolina del Norte. "Ante esta situación, los médicos de Atención Primaria suelen recetarles analgésicos o relajantes musculares y si la cosa persiste, van al fisioterapeuta. Sin embargo, esta investigación evidencia para estos pacientes. Se trata de una terapia que necesita financiación pero que, al final, puede reportar un reembolso, sobre todo por los medicamentos no utilizados, y lo que es más importante en la salud de estas personas".
Antonio M. Xoubanova ELMUNDO.es Madrid
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