TABAQUISMO Revisión de estudios
Ellas sufren más con los 'malos humos'
El corazón de las mujeres es más sensible a los daños del tabaco que el de los hombres. Así lo atestigua una reciente revisión de estudios, cuyos datos muestran que las fumadoras tienen nada menos que un 25% más de posibilidades de padecer una enfermedad coronaria que los varones que también lo hacen.
"Los programas de prevención deberían considerar de forma especial a las mujeres, particularmente en los países donde la prevalencia de consumo de tabaco entre mujeres jóvenes está aumentando", comentan los autores de este trabajo, de las Universidades de Minnesota y Johns Hopkins (Baltimore, EEUU) en las páginas de la revista 'The Lancet'.
Aunque no han podido determinar si los mecanismos que explican esta diferencia entre sexos son de carácter biológico o, en cambio, están relacionados con los hábitos de consumo de tabaco, estos investigadores sugieren que la clave podría estar en el organismo femenino. Según indican, las toxinas propias del tabaco podrían tener un efecto más potente entre las mujeres, si bien reclaman nuevos trabajos que ratifiquen estos datos.
El que ellos llevaron a cabo repasó los datos de 86 estudios previos que habían analizado la relación entre el tabaquismo y la enfermedad coronaria. Con el objetivo de explorar posibles diferencias entre sexo, evaluaron a fondo la información de los pacientes y analizaron la posible influencia de otros factores de riesgo, como la hipertensión o la obesidad.
La investigación puso de manifiesto que, independientemente de otras circunstancias, el riesgo de problemas de corazón era significativamente más alto entre las mujeres fumadoras. Es más, las posibilidades de enfermar parecían aumentar a medida que lo hacían los años de adicción entre las féminas.
Lo que más preocupa a los investigadores es que estos ya elevados datos de riesgo podrían estar subestimados. Según explican, por un lado, las mujeres suelen fumar menos cigarrillos al día que los hombres, por lo que, en una supuesta igualdad en el consumo, el efecto dañino sobre las mujeres sería mucho mayor. Además, el consumo femenino de tabaco es un hábito relativamente reciente en muchos países, de modo que sus efectos aún no son del todo visibles.
Con estos datos en la mano, los investigadores subrayan que "la inclusión de una perspectiva femenina en las políticas de control del tabaquismo es crucial".
Coinciden con este punto de vista los autores de un comentario que acompaña al estudio en la revista médica.
"Dado que el riesgo relativo de desarrollar una enfermedad coronaria es mayor para las mujeres que fuman que para los hombres que también lo hacen, los efectos sobre la salud de las sociedades con una creciente proporción de fumadoras serán mucho mayores de lo que se había anticipado", subrayan estos autores, preocupados por el hecho de que la industria esté viendo a las mujeres "como un mercado en expansión".
"Es necesario implementar medidas basadas en la evidencia para ayudar a hombres y mujeres a dejar el tabaco y a no iniciarse en el hábito", concluyen.
Cristina G. Lucio Madrid
Ellas sufren más con los 'malos humos'
El corazón de las mujeres es más sensible a los daños del tabaco que el de los hombres. Así lo atestigua una reciente revisión de estudios, cuyos datos muestran que las fumadoras tienen nada menos que un 25% más de posibilidades de padecer una enfermedad coronaria que los varones que también lo hacen.
"Los programas de prevención deberían considerar de forma especial a las mujeres, particularmente en los países donde la prevalencia de consumo de tabaco entre mujeres jóvenes está aumentando", comentan los autores de este trabajo, de las Universidades de Minnesota y Johns Hopkins (Baltimore, EEUU) en las páginas de la revista 'The Lancet'.
Aunque no han podido determinar si los mecanismos que explican esta diferencia entre sexos son de carácter biológico o, en cambio, están relacionados con los hábitos de consumo de tabaco, estos investigadores sugieren que la clave podría estar en el organismo femenino. Según indican, las toxinas propias del tabaco podrían tener un efecto más potente entre las mujeres, si bien reclaman nuevos trabajos que ratifiquen estos datos.
El que ellos llevaron a cabo repasó los datos de 86 estudios previos que habían analizado la relación entre el tabaquismo y la enfermedad coronaria. Con el objetivo de explorar posibles diferencias entre sexo, evaluaron a fondo la información de los pacientes y analizaron la posible influencia de otros factores de riesgo, como la hipertensión o la obesidad.
La investigación puso de manifiesto que, independientemente de otras circunstancias, el riesgo de problemas de corazón era significativamente más alto entre las mujeres fumadoras. Es más, las posibilidades de enfermar parecían aumentar a medida que lo hacían los años de adicción entre las féminas.
Lo que más preocupa a los investigadores es que estos ya elevados datos de riesgo podrían estar subestimados. Según explican, por un lado, las mujeres suelen fumar menos cigarrillos al día que los hombres, por lo que, en una supuesta igualdad en el consumo, el efecto dañino sobre las mujeres sería mucho mayor. Además, el consumo femenino de tabaco es un hábito relativamente reciente en muchos países, de modo que sus efectos aún no son del todo visibles.
Con estos datos en la mano, los investigadores subrayan que "la inclusión de una perspectiva femenina en las políticas de control del tabaquismo es crucial".
Coinciden con este punto de vista los autores de un comentario que acompaña al estudio en la revista médica.
"Dado que el riesgo relativo de desarrollar una enfermedad coronaria es mayor para las mujeres que fuman que para los hombres que también lo hacen, los efectos sobre la salud de las sociedades con una creciente proporción de fumadoras serán mucho mayores de lo que se había anticipado", subrayan estos autores, preocupados por el hecho de que la industria esté viendo a las mujeres "como un mercado en expansión".
"Es necesario implementar medidas basadas en la evidencia para ayudar a hombres y mujeres a dejar el tabaco y a no iniciarse en el hábito", concluyen.
Cristina G. Lucio Madrid
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